OPINIÓN: EL TERRITORIO COMUNAL EN ZONAS MINERAS

Para comprender el territorio comunal en un contexto de intervención minera, debemos entender que éste es el resultado entre las interacciones de los grupos humanos y la naturaleza en base a la generación de determinados productos, como por ejemplo la papa.

Estas relaciones territoriales muestran  el comportamiento de subespacios, lugar en donde se ubica el ámbito territorial en estudio. Cuando está vinculado a un contexto minero en una dinámica de explotación de recursos naturales, estaría colocando a este subespacio en un proceso de dinámica territorial global.

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Así surge la necesidad de identificar cuáles son las dinámicas en las que los territorios comunales estarían inmersos, además de entender como son las relaciones de poder, en base al interés de género, siendo el punto de partida la comprensión de las relaciones del campesino (comunero), con su entorno.  Esta relación se concibe como la unidad territorial en la cual habita, o sea, la comunidad campesina. . Sin embargo esta relación se ha vuelto mucho más compleja a causa  de actividades como la minería, generando disparidades e inequidades entre comuneros ricos y comuneros pobres

Para llegar a resolverlas  es necesario tomar en cuenta   los  nuevos cambios en las visiones de futuro de los pobladores. Por lo mismo, el proceso de ordenamiento territorial emprendido por el estado, tendría que plantear nuevas estrategias de intervención escuchar a la misma población, en especial a los grupos sociales como las mujeres, los jóvenes, la población lgtb, afrodescendientes y los mismos indígenas, quienes son discriminados constantemente a causa de estrategias patriarcales insertas en el territorio que los invisibilizan  negando su participación a nivel de representatividad social y política.

Pero principalmente, se debe escuchar a los pobladores de las ciudades que han nacido producto del enclave minero (Challhuahuacho, Haquira, entre otras), las cuales también generan sus propias periferias, con habitantes que suelen ser excluidos por los prejuicios que se construyen alrededor de ellos, considerándolos marginales, pobres y una población que no aporta intelectual ni económicamente al desarrollo de la sociedad.

En esta lógica, es necesario que se incorpore un nuevo nivel de análisis territorial, en donde se busque entender las dinámicas de las comunidades andinas,  amazónicas, zonas urbanas  y periféricas donde se concentra la mayor cantidad de población para que la infraestructura construida sea  un elemento estructurador entre el  espacio y las necesidades de la población. 

Podemos decir entonces que el Estado debe entender las dinámicas territoriales a mayor escala de detalle de información  para plantear la formula tan esperada que parece no estar inserta en el proceso de elaboración de Zonificación Ecológica Económica y del  plan de Ordenamiento Territorial. También, es necesario mirar más allá del formato de análisis territorial que plantea el Estado mediante el Ministerio del Ambiente e incorporar otros modelos de análisis  que permitan un desarrollo equitativo y sostenible entre el medio ambiente y la población. 

Por: Elqui Cruz

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