EDITORIAL: MINERÍA ¿EN QUÉ MOMENTO ESTAMOS?

Los precios de algunos de los minerales que el Perú produce están por las nubes. Desde el mes de mayo, la libra de cobre, nuestro principal mineral de exportación, ha estado superando los US$ 5.00. La onza de oro ha superado los US$ 2300. Son niveles que, incluso, superan los del anterior superciclo de precios (2003-2012).

Lo cierto es que el 2023 se revirtió una tendencia a la baja ocurrida el año previo y los precios del cobre y del oro se recuperaron. ¿Esto quiere decir que hemos entrado a un nuevo superciclo de precios de los minerales? Todo indica que sí, aunque, a diferencia del ciclo previo (2003-2012), este es más acotado en lo que se refiere al número de minerales involucrados.

Los minerales de la transición energética, como el cobre, cobalto y litio, están subiendo de manera sostenida y pasa lo mismo con el oro en medio de las turbulencias bélicas y económicas. Aunque es una subida más acotada, dada la importancia del cobre y el oro en nuestra canasta de producción minera, el incremento de precios está provocando un escenario de ingresos extraordinarios para las empresas productoras (formales e informales).

CoopeAcción ha proyectado los ingresos extraordinarios de las empresas mineras en el periodo que va de abril 2020 a diciembre 2023. Según este cálculo, se obtiene que los ingresos extraordinarios son US$ 42 845 millones en ese periodo. Solo el último año, entre enero y diciembre 2023, los ingresos extraordinarios sumaron US$ 13 430 millones, monto mayor en 12% al alcanzado en el 2022 (US$ 12 023 millones).

Con las cotizaciones que está alcanzado el cobre y el oro, todo indica que habrá un mayor nivel de ingresos extraordinarios este año. Esto va a tener un efecto en la recaudación proveniente de la minería y en varios otros indicadores, lo que se comenzará a notar con mayor nitidez en el segundo semestre. Por lo tanto, ¿la minería ha entrado a un período de bonanza? Por lo menos, las empresas productoras de estos minerales sí y si las cosas siguen así, este año van a tener sobreganancias espectaculares.

Por eso las presiones de las empresas y el gobierno por destrabar todos los proyectos posibles, incluidos los fuertemente resistidos, como Conga y Tía María. Además, todo esto viene acompañado del discurso de queja empresarial sobre el supuesto exceso de tramitología y el consiguiente anuncio de nuevos paquetazos ambientales.

Habría que recordar que el argumento de la tramitología lo vienen utilizando desde hace más de una década y ya les han concedido varias demandas: a través de decretos supremos y leyes, desde el año 2013 en adelante, se han acortado los plazos de revisión de los estudios de impacto ambiental; se le ha quitado facultades a la institucionalidad ambiental; se ha limitado la participación ciudadana y varios etc.

Estamos advertidos, la apuesta está clara y van por más. Todo indica que pretenden imponer su forma de hacer minería al resto del país y los proyectos resistidos de manera vertical autoritaria.

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