Sobre la crisis política, la crisis climática

Por: Paul E. Maquet

Nuevamente, miles de personas se encuentran en riesgo por las fuertes lluvias que se vienen registrando en el país. Hace dos semanas, un huayco en el asentamiento minero informal de Secocha (Arequipa) causó la muerte de 18 compatriotas, y desde entonces las emergencias por lluvia intensa no han hecho sino incrementarse. A la fecha, Sutran informa que 13 carreteras a nivel nacional se encuentran con tránsito restringido a causa de derrumbes ocasionados por las lluvias. Para los próximos días, la alerta de Senamhi es roja para diversas regiones, en especial en la costa y sierra norte.

Lo paradójico es que, si ahora sufrimos por las lluvias intensas, hasta hace muy poco la gran preocupación era la falta de lluvias. En los últimos meses se verificaba un “retraso en el inicio de la temporada de lluvias 2022-2023 en diversas regiones del Perú”, en palabras del investigador del Instituto Geofísico del Perú, Ricardo Zubieta. Esta situación preocupaba sobremanera: algunos cálculos señalaban que hasta el 60% de la campaña agrícola se habría perdido por esta causa. Un duro golpe para la economía rural y para la seguridad alimentaria de todos los peruanos.

Fuente: Distintas Latitudes

Siempre es difícil para los científicos y técnicos atribuir de manera directa un episodio climático específico al calentamiento global. Por ello, este debate es ahora toda una sección de los informes del panel internacional de científicos sobre cambio climático (IPCC) e incluso se habla ahora de una “ciencia de la atribución”. Sin embargo, lo concreto es que los fenómenos climáticos extremos, en el Perú, se vienen incrementando de manera sostenida… tal como predice la ciencia del cambio climático.

El registro del Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI) permite observar que en los últimos 20 años, fenómenos como las lluvias intensas, los incendios forestales, las sequías y también las bajas temperaturas causan cada vez mayor número de emergencias reportadas. Eso es exactamente lo que predecía la ciencia climática cuando hablaba -hace ya varios años- de fenómenos extremos cada vez más frecuentes y más intensos.

Fuente: INDECI. Elaboración propia

Por cierto, las lluvias de estas semanas no son culpa de El Niño. Para este año, la Comisión Multisectorial encargada del Estudio del Fenómeno El Niño (ENFEN) ha señalado que este fenómeno se encuentra en estado “no activo”. Actualmente nos encontraríamos, según la citada entidad, bajo los efectos de una Niña débil. Sin embargo, incluso si una temporada de lluvias en particular estuviera influenciada por El Niño, también en ese caso el contexto de cambio climático global es determinante. Una reciente investigación ha demostrado que, desde hace unas décadas, las fases cálida y fría de El Niño / Oscilación del Sur (como se conoce internacionalmente a este fenómeno) muestran picos cada vez más altos. Eso significa que, gracias al cambio climático global, tenemos ya Niños y Niñas más peligrosos.

Fuente: https://theconversation.com/from-floods-to-fire-a-climate-scientist-on-the-chances-el-nino-will-hit-australia-this-year-197408

Frente a este escenario, es lamentable constatar que el Estado no se toma en serio el cambio climático, ni en sus políticas de adaptación (a sus efectos) ni en las de mitigación (es decir, combate a sus causas). En los últimos siete años, el presupuesto destinado a ello no ha superado el 0.4% del PBI, y para colmo desde 2019 se ha venido reduciendo. Pese a la “emergencia climática” declarada por el expresidente Castillo hace un año, parece que las políticas de prevención y lucha contra esta amenaza son la última prioridad.

22 de febrero de 2023

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