Explotación de uranio y litio: “radiante” perspectiva para el Perú, una caja de Pandora
Elizabeth Zamalloa
Ingeniera GeoAmbiental
La revolución del “transporte verde” ha despertado la nueva fiebre del oro blanco o litio.
Todo indica que el consumo de litio se multiplicará por ocho hasta el 2030, precisamente porque este mineral es la materia prima esencial e irreemplazable para la fabricación de baterías no solo para los vehículos eléctricos sino también para cualquier dispositivo electrónico. La demanda de baterías de iones de litio está creciendo en todo el mundo y todavía no hay alternativa a ellas. El litio también se usa en otros productos: si se agrega al vidrio o cerámica, aumenta la resistencia del material a los golpes de calor (por ejemplo, una jarra que lleva litio no revienta cuando se le vierte agua caliente). El litio también se usa en minería, submarinos y naves espaciales, e incluso en los medicamentos para la depresión.
En el norte global, el litio permite el uso de una energía más limpia, pero la producción de éste no lo es y el costo se paga fuera del hemisferio norte.
El litio no se encuentra como elemento puro en la naturaleza, sino que está contenido dentro de minerales estables en un rango de tipos de rocas duras o en solución en cuerpos de salmueras dentro de lagunas de sal (salares), en agua de mar o salmueras geotermales.
La lista de productores de litio en Sudamérica se reduce a tres países: Chile, Bolivia y Argentina, donde el mineral se extrae desde la superficie en depósitos evaporíticos que existen en los alrededores de salares, son grandes volúmenes con contenidos promedio de 500 partes por millón (ppm).
A diferencia de estos países, el Perú tiene litio en roca dura y se presume que su contenido es de alta concentración (un promedio de 2,000 ppm).
En Europa, en tanto, con los altos precios que tiene el litio, la construcción de una fábrica de autos eléctricos en Brandenburgo (TESLA) y la existencia de un yacimiento en la zona que comparte Alemania con la República Checa (Erzgebirge) se ha despertado una fiebre extractiva por este mineral.
La zona donde se ubica el yacimiento es conocida como “montañas de los Montes Metálicos” (Erzgebirge) y está llena de agujeros. Aquí se solía extraer estaño y tungsteno y fue históricamente minera (más de 750 años de tradición) así que muchos esperan su reactivación económica a través de la extracción del litio. En la parte checa (3/4 partes del yacimiento) se están llevando a cabo sondeos por una firma de inversionistas australianos, en la parte alemana (1/4 el yacimiento) por inversionistas canadienses. Hasta hace poco no era atractivo extraer litio, pero el incremento de los precios lo hace rentable ahora. Este yacimiento tiene litio que se distribuye finamente en una roca granular que aquí llaman “Greisen”. El problema con ella es que su concentración es la más baja.
Lo más conveniente económicamente para los inversionistas sería cavar un enorme agujero a tajo abierto, de tres por tres kilómetros de extensión y un kilómetro de profundidad, y así extraer la roca. Pero, por supuesto, eso no sería posible en Alemania. En este país se necesita un proceso en el que el impacto sobre el paisaje sea mínimo. Es por ello que los inversionistas calculan que al menos necesitan 5 años para obtener una licencia, en el mejor de los casos, pese a contar con el marco regulatorio, la tecnología, la mano de obra calificada y la infraestructura de la antigua minería (torres de extracción y túneles).
Traigo esto a colación debido a que hace unos días, en el diario Gestión, leí que el Ministro de Energía y Minas (Minem), Miguel Incháustegui, anunció que el Gobierno espera tener en lo que resta del año un proyecto de ley sobre la regulación y explotación de uranio y litio para su prepublicación y discusión. Se señalaba que con ello sería posible la realización de proyectos como el de la canadiense Plateau Energy Metals, que fue anunciado el 2018 y que se ubica en la región Puno, el mismo que tendría 2.5 millones de toneladas de litio de alta ley y 124 millones de libras de uranio. En la noticia se señalaba que se desea salir al mercado el año 2022 o 2023.
Pero para explotar litio y uranio ¿se requiere solo un marco normativo o regulatorio? ¿Existen las tecnologías e investigación para el procesamiento metalúrgico, extracción y producción de la asociación mineral uranio-litio en la roca que lo contiene?
Este es el aspecto que más me preocupa, la coexistencia del litio con uranio, ya que tengo conocimiento cercano de la triste historia de la explotación de uranio en Alemania, que por cierto es un país con una vasta tradición en la extracción y procesamiento industrial de minerales.
En la zona donde cursé mis primeros estudios (Freiberg en Sajonia), pude observar con horror las consecuencias de la extracción y procesamiento de uranio en roca realizada por la sociedad rusa-alemana Wismut. En ese entonces ese lugar era llamado “Valle de la muerte“1.
Radiante fracaso: minería de uranio
Foto: Getty Images
En estos últimos días se ha activado en Alemania el debate sobre los residuos nucleares, ya que no falta mucho (año 2022) para que, según el plan de desactivación gradual de las centrales de energía nuclear, se apague el último reactor.
Esto preocupa porque en Alemania sigue creciendo la montaña de residuos radiactivos, la mayoría de ellos provienen de la operación de centrales nucleares y el reprocesamiento de sus residuos, pero también de la demolición de centrales nucleares y de la investigación y medicina.
En este debate se habla poco de las ex zonas mineras de uranio en Turingia y Sajonia, se las considera una reliquia de otro tiempo y de otro estado (Alemania Oriental).
Los vertederos y cuencas de sedimentación de la antigua Wismut Sociedad anónima soviético-alemana han sido sólo parcialmente saneados. En muchos casos, los residuos y escombros mineros permanecen cerca de la superficie y siguen siendo radiactivos. Estos escombros radiactivos y lodos que amenazan las aguas subterráneas, contaminan el aire e irradian a la población. Por lo tanto, es un problema ambiental de gran magnitud que la sociedad alemana necesita resolver.
Mirándonos en este ejemplo se requiere que el Perú asuma con conocimiento y responsabilidad lo que implica explotar litio y uranio, los riesgos que hacerlo supone, para determinar si como país podremos manejar sus impactos. Recordemos que Alemania es un país reconocido internacionalmente por sus avances en materia ambiental y aún con ello, presenta estos problemas. ¿Bastará la emisión de una norma para proteger el ambiente y a la población del entorno del yacimiento de litio y uranio? Temo que no.
El costo en cifras:
- Costos de remediación hasta 2040 (solo Wismut SA): aprox. 7,100 Millones de euros
- Otros yacimientos mineros de uranio en Sajonia y Turingia, de los que Wismut SA no es responsable: aprox. 1.900 millones de euros
- Costos sanitarios consecuentes hasta el momento: aprox. 1,000 millones de euros
- Costo alto de vidas humanas: después de la unificación alemana, en el año 1991 se ofreció un programa de atención médica a los más de 165,000 ex empleados de Wismut SA aún vivos. De los 55,500 que participaron, en el año 2012 solo quedaban 12,000. Según la Asociación Minera, cada año se registran entre 150 y 200 casos de cáncer de pulmón como resultado de la radiación, muchos mueren antes de lograr ser reconocidos.
Datos y cifras básicas
• Cantidad de uranio extraído por la Wismut AG: aprox. 231.000 toneladas
• Residuos por kilo de uranio: aprox. 1 tonelada
• Duración de la producción de uranio: 43 años
• Duración de la rehabilitación de las zonas mineras: al menos 50 años
• Seguimiento necesario de las aguas de la mina: ilimitadas
• Zonas de remediación (Solo Wismut GmbH): aprox. 3.700 hectáreas
• Pilas a rehabilitar (sólo Wismut). 48, más de 300 millones de m3
• Lodos radiactivos (solo Wismut): 160 millones de m3
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1La unificación alemana conllevo el cierre de las minas de uranio (1991). Entre los años 1996-2007 se realizó un estudio científico en los municipios del área donde operó la empresa sovietica-alemana WISMUT. Ese estudio dio evidencia científica y comprobación estadística de que en esa zona existía una mayor incidencia de cáncer en la población.
Según la investigación “Efecto de la radiactividad incorporada“, los trabajadores mineros y pobladores de las zonas contaminadas por la minería del uranio presentaron y presentan, aún después del cierre de la mina, trastornos de la sangre; leucemia; linfomas; mielomas múltiples; cáncer de estómago; cáncer de hígado; cáncer de colon; cáncer de vesícula biliar / extrahepática, cáncer del tracto biliar. Asimismo se comprobó estadísticamente una mayor incidencia de cáncer renal, cáncer de piel, desórdenes mentales y defectos de nacimiento en los bebés.
Las mujeres, especialmente las madres gestantes, también fueron incluidas en la investigación. Los estudios revelaron que en esa zona ellas presentaban mayor frecuencia de cáncer; malformaciones de los bebés, discapacidad mental, enfermedad mental, hijos con Síndrome de Down, problemas de dientes, mortinatos, abortos espontáneos, tumoraciones; que las mujeres de otras zonas. Además, en sus hijos existía o existe una alta mortalidad infantil, bajo peso al nacer.
Estos resultados fueron presentados en el evento “Riesgo de cáncer por la extracción de uranio» realizado por el Centro de tumores cancerosos de Gera y la asociación internacional de médicos por la prevención de la Guerra y uso de armas nucleares, conocido como IPPNW.
27 de octubre de 2020
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