Economías ilegales en el Perú ¿hacia un Estado fallido?
Luis Gárate
En los últimos días hemos visto las noticias respecto al peligroso avance de la minería informal e ilegal en varias regiones del país, que se ha expresado en actos de violencia por la disputa de territorios de extracción de los minerales.
Imagen: La República
Hemos visto el incendio de un campamento de minera Southern en Apurímac a manos de un grupo de mineros informales; cerca de 14 muertos por enfrentamientos entre mineros informales en Caravelí, en Arequipa; y una confrontación armada entre la policía con mineros informales en la zona de Palpa, en Ica. Así también se ha tenido noticias de amenazas de los mineros ilegales en el Cenepa, en Amazonas. La violencia se expresó en la quema de instalaciones y también en el enfrentamiento con armas de todo calibre, incluyendo las de largo alcance.
Pero en nuestro país el tema de la minería informal no es novedad. Si bien esta actividad viene de hace algunos años, se ha expandido en las ultimas tiempos debido a la mayor demanda de ciertos minerales como el oro y el cobre y por el alza de precios de estos en el mercado internacional. Es conocido que estas actividades han destruido vastas áreas de bosque y naturaleza en regiones como Madre de Dios y Puno.
La expansión de la minería informal e ilegal es parte del crecimiento de las economías ilegales en el Perú, compuesta también por la tala ilegal de madera, el tráfico de terrenos, así como del narcotráfico. Estos ilícitos adquieren cada vez más poder y capacidad de intimidación mediante el uso de la violencia armada.
Lo que estos hechos muestran es la poca capacidad para actuar con efectividad del Estado, y sobre todo de sus instituciones competentes como el ministerio de Energía y Minas, el ministerio del Ambiente, del Interior, así como de los gobiernos regionales y locales. El Estado en todos sus niveles se ve incapaz de regular estas actividades, así como de ejercer un control efectivo de los territorios donde estas mafias se expanden y empiezan a ejercer el dominio territorial de facto. Asimismo, estas actividades no solo implican violencia e intimidación, si no también corrupción pues las bandas organizadas también pagan comisiones a las autoridades locales y a la policía, y de esa manera actúan impunemente con la complicidad de las autoridades que deberían combatirlas.
Cabe preguntarnos sobre los resultados de las acciones de interdicción y los mega operativos organizados en los últimos años contra la minería ilegal en Madre de Dios. Recordemos que esas intervenciones estatales fueron muy publicitadas, pues se articuló a varias agencias del Estado para realizar una intervención no solo militar, sino junto con otras agencias estatales que garantizaran un enfoque de políticas sociales y de desarrollo. Sin embargo, todo indica que la minería ilegal y sus actividades conexas siguen operando.
Lo que hemos descrito nos trae al debate sobre los Estados fallidos. Los primeros en utilizar el concepto de Estado fallido fueron los internacionalistas Herman y Ratner, en la revista estadounidense Foreign Policy (1992-1993). Estos autores consideraban a los Estados fallidos como aquellos que son ineficientes en proveer bienes públicos a su población y en mantener control institucional y social en el marco de su territorio. En esas condiciones, podrían encarnar incluso una amenaza para sus ciudadanos y países vecinos[1].
El Estado peruano parece acercarse peligrosamente a esta definición, pues vemos cómo está siendo capturado desde los niveles locales por bandas criminales y por representantes de las economías ilegales, como la minería informal. Asimismo, porque las Fuerzas Armadas y la Policía, así como otras agencias estatales, parecen no tener la capacidad de ejercer un control efectivo, dejando cada vez más “territorios liberados” por los criminales.
Esperemos que el gobierno tome nota de la gravedad de esta situación y adopte los correctivos sobre el tema. Si estas actividades siguen creciendo, efectivamente cada vez más tendremos territorios de nuestro país en manos de las mafias y bandas criminales. Mientras desde las autoridades se permita esto, nos acercaremos cada vez más al concepto del Estado fallido.
[1] https://revistas.flacsoandes.edu.ec/urvio/article/view/3081/2287
14 de junio de 2022
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