NO MÁS MUERTES POR PROTESTAR

LA CLASE POLÍTICA DEBE ESCUCHAR LAS DEMANDAS PROFUNDAS DE LA POBLACIÓN

Tras el fallido intento de golpe de estado del expresidente Pedro Castillo y la posterior vacancia aprobada por el Congreso, que llevó a asumir el poder a la vicepresidenta Dina Boluarte, se vienen produciendo fuertes protestas en numerosas regiones del país. La violenta represión policial ha causado hasta el momento siete personas fallecidas en las regiones de Apurímac y Arequipa, entre ellas varios menores de edad, así como decenas de heridos.

Demandamos el inmediato cese de la violencia policial y el irrestricto respeto a la libertad de reunión y al derecho a la protesta, amparados en los instrumentos internacionales de derechos humanos que el Perú ha suscrito. ¡No más muertos por protestar! Ante este uso excesivo de la fuerza por parte de la policía, el ministro del interior debe dar un paso al costado y se debe garantizar la investigación de las responsabilidades de la cadena de mando. ¡Estas muertes no pueden quedar impunes!. Exigimos justicia y nos solidarizamos con los familiares de las víctimas.

El Perú se dirige nuevamente hacia un espiral de violencia por la incapacidad de la clase política de construir consensos y el bloqueo permanente de las demandas de cambio de los sectores más postergados de la sociedad. No es casualidad que las protestas más fuertes se estén produciendo en regiones como Apurímac, Cusco y Arequipa, el mal llamado corredor “minero” del país, donde la población ve todos los días cómo la riqueza mineral se va en camiones hacia el extranjero mientras la pobreza y la contaminación se quedan.

Como recordamos, la elección de Pedro Castillo en el año del bicentenario de la independencia fue un símbolo de ese Perú postergado, campesino, provinciano, y sus promesas de grandes cambios significaron una esperanza para millones de peruanos. Esas promesas fueron, por un lado, bloqueadas por las élites políticas y económicas representadas en el Congreso de la República, que cerró el pasó a cualquier discusión sobre el marco constitucional, el modelo económico o la reforma tributaria. Pero esas promesas fueron también defraudadas por el propio gobierno de Castillo que, olvidando su espíritu de cambio con el que llegó al poder, enterró la reforma tributaria, dio la espalda a la educación intercultural bilingüe, debilitó la institucionalidad ambiental, dejó en el olvido el ordenamiento territorial y la protección de cabeceras de cuenca y tantas otras promesas.

En la hora undécima y ante la acumulación de denuncias por corrupción y una tercera moción de vacancia que se discutía en el Congreso, Castillo optó por tentar una salida autoritaria y emuló el discurso del autogolpe fujimorista de 1992, en una intentona claramente ilegal. Así, le dio el argumento perfecto a la mayoría parlamentaria, que había intentado destituirlo desde el primer día de su gobierno.

Estos hechos han despertado un estallido social y la población de las diversas regiones que se vienen manifestando demandan no solo nuevas elecciones o una defensa del expresidente Castillo, sino sobre todo esos cambios de fondo que las elites políticas y económicas se han negado a escuchar: un proceso de cambio constitucional y un nuevo pacto social que garantice el reconocimiento de todos y de todas.

Hace 20 años, la Comisión de la Verdad y Reconciliación nos dejó una tarea: “el gran horizonte de la reconciliación nacional es el de la ciudadanía plena para todos los peruanos y peruanas. (…) la CVR interpreta la reconciliación como un nuevo pacto fundacional entre el Estado y la sociedad peruanos, y entre los miembros de la sociedad. (…) la edificación de un país que se reconozca positivamente como multiétnico, pluricultural y multilingüe. Tal reconocimiento es la base para la superación de las prácticas de discriminación que subyacen a las múltiples discordias de nuestra historia republicana”. Mientras no abordemos esta tarea pendiente, la violencia y el enfrentamiento entre peruanos estarán siempre a la vuelta de la esquina.

12 de diciembre de 2022

 

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