EDITORIAL: DÉFICIT FISCAL, TRIBUTACIÓN Y MINERÍA

Uno de los indicadores vinculados a la marcha de la economía y que en la actualidad genera preocupación es el déficit fiscal. En sencillo, el concepto de déficit fiscal describe una situación en la que los gastos que realiza un Estado superan a los ingresos no financieros en un determinado periodo (usualmente en un año).

Ante una situación de déficit fiscal se tiene que recurrir a deuda interna o externa y ahorros para financiarlo. En el caso del Perú, el financiamiento del déficit fiscal proviene principalmente del endeudamiento externo e interno.

Además, como se sabe, en el Perú se establece una regla de déficit fiscal que es un principio que define hasta dónde se debe permitir un desbalance entre los ingresos y los egresos del Estado. El año pasado, por primera vez en 22 años, se incumplió ese rango meta y en lo que va del 2024, desde el mes de mayo, el déficit fiscal se ha mantenido en 4% del PBI (el más alto de los últimos 30 años), lo que significa que está muy por encima del límite establecido para este año: 2.8% del PBI.

Por lo tanto, todo indica que estamos en problemas. Dos años seguidos de déficit e incumplimiento de la regla fiscal indican que la situación no va por buen camino. Además, en el Marco Macroeconómico Multianual (MMM)[1], aprobado a fines de agosto, se proyecta que los ingresos tributarios del Gobierno General representarían el 14.9% del PBI en el 2024, cifra que se encuentra 0.4 puntos porcentuales por debajo de lo que se anunció en el Informe de Actualización de Proyecciones Macroeconómicas (IAPM) 2024-2027[2] (15.3% del PBI) y 0.2 puntos porcentuales por debajo del valor obtenido en el 2023 (15.1% del PBI). 

Por lo tanto, las propias proyecciones oficiales muestran que es prácticamente improbable que la recaudación aumente en el corto plazo si se sigue con las mismas políticas de piloto automático. Entre el Ejecutivo y el Congreso recae la responsabilidad de esta situación: por un lado, no hay voluntad para producir modificación alguna en las políticas tributarias y, por otro lado, el gasto tributario se mantiene por encima del promedio de los últimos años como consecuencia de un conjunto de medidas populistas aprobadas, como la exoneración de productos agrícolas, la inafectación de CTS, entre otras.  

¿Cuál es el aporte de la minería en este contexto? Como se puede apreciar en la sección de economía de este boletín, en lo que va del año, el pago del Impuesto a la Renta (incluida la regularización) del sector minero, ha aumentado en 11.8% y representa el 17.5% del total recaudado por este concepto. Sin embargo, este incremento no está teniendo mayor impacto en la presión tributaria que se ha mantenido constante desde el mes de mayo (14.5% del PBI), y que está por debajo del promedio de los primeros meses del año.

Por lo tanto, pese a los muy buenos precios internacionales del cobre y el oro y los ingresos extraordinarios que están teniendo las empresas productoras de estos metales, el aporte de la minería al total de tributos internos que se recaudan apenas supera el 10% y se ubica por debajo de otros sectores, como el de manufactura, comercio y servicios. Se necesita con urgencia aumentar la recaudación fiscal de manera sostenida y para eso, el único camino es implementar una reforma tributaria de carácter estructural.


[1] https://www.mef.gob.pe/contenidos/pol_econ/marco_macro/MMM_2025_2028.pdf

[2] https://www.mef.gob.pe/contenidos/pol_econ/marco_macro/IAPM_2024-2027.pdf

Compartir: