Cultivando fresas en Espinar
Redacción: Equipo Sur Andino de CooperAcción
“¿Fresas producidas en Espinar? Todos se sorprendían, nadie nos creía, pero lo hicimos”. Es el testimonio de Elsa Merma, agricultora de la provincia de Espinar (Cusco) sobre la cosecha y venta de fresas producidas a casi 4 mil metros sobre el nivel del mar. Lo hace junto a otras 4 mujeres.
El proyecto lo pensaron a inicios de la pandemia de la COVID-19, pero no les fue bien. El viento rompió las paredes de su fitotoldo y la helada cayó sobre sus plantas que recién estaban en crecimiento y las quemó. “Como en Espinar estamos en altura, no había verduras ni frutas, se nos había presentado la idea y hemos empezado a trabajar con verduras. Había dado bien, hemos cosechado todo el año, incluso en tiempo de helada seguía, pero en el 2021 el viento se lo ha llevado y nos dejó sin nada”, dice Elsa.
La producción de fresas en el Perú y, particularmente, en las zonas interandinas, ha venido desarrollándose desde hace varios años, esto debido a la implementación de invernaderos. Eso ha permitido que incluso en zonas tan altas se puedan cultivar diferentes productos que requieren calor y mucho cuidado: zanahorias, lechugas, entre otras.
Esta propuesta surgió de la profunda crisis económica que se vivió en el mundo durante la pandemia. Las familias no tenían posibilidad de sostenerse. Buscaron alternativas y encontraron en los invernaderos la posibilidad de diversificar productos. Tal es el caso de dos asociaciones del distrito de Chamaca, en la provincia de Chumbivilcas: La Asociación de Mujeres Pachamama y la Asociación de Mujeres de Añahuichi. Ambas organizaciones recibieron el apoyo de CooperAcción cuando realizaron la propuesta, así como Elsa y sus compañeras en Espinar.
“Cuando llegó la propuesta muchas dudaban, no pensaban que realmente funcionaría, por ahora somos 5 participantes Maximiliana, Esmeralda, Nancy, Yiandira y yo. Había visto la experiencia en unos viajes que hice a Paruro donde vi la producción de compañeros que también habían hecho fresas, luego cuando vine le propuse esa idea a mis compañeras, y el compañero Leopoldo de CooperAcción nos dijo ‘hagámoslo’”, cuenta Elsa sobre cómo nació la idea. Después dice: “Empezamos a hacer surcos, porque la forma de hacer surcos para las fresas es diferente que para verduras, y empezamos a trabajar. La gente se sorprende de donde está funcionando, muchos se preguntan cómo se ha conseguido, cómo funciona. La gente se sorprende y quiere saber seguramente porqué quieren hacer también. Yo creo que eso es bueno, porque no solo es por la economía que nos ayuda en casa, también es porque usamos productos orgánicos, solo lo hacemos con abono de oveja. Todas nos juntamos y trabajamos para regar, para cosechar y también para vender”.
El riego es interdiario. Cada miércoles ellas se juntan para cosechar en canastas y llevarlas al mercado para vender. Esto ha significado un aporte muy importante para su familia y para su propia imagen como mujeres, puesto que ahora ellas también contribuyen en el desarrollo de su economía, además del rol que realizan cocinando, lavando y atendiendo a sus hijos.
Para la comunidad, esto también ha significado un aporte muy importante, porque en los territorios como Espinar y Chumbivilcas, la minería es vista como fuente principal de ingresos económicos, sin embargo, esta producción representa una forma alternativa para que las familias, y en particular las mujeres, puedan tener formas de ganarse la vida sin contaminar su territorio.
El gran valor y esfuerzo que invirtieron estas mujeres para realizar la producción de fresas en zonas tan altas ha conmovido incluso a sus municipios distritales y locales, quienes se han comprometido a apoyar y fortalecer tales iniciativas. Cuando le preguntamos a Elsa, qué se necesita para cosechar fresas, ella responde: “Semillas, productos orgánicos, así como paciencia y mucha dedicación”.
28 de marzo del 2023
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