Agroecología: Un futuro sostenible
«Hace cinco años aproximadamente empecé con la agroecología», nos cuenta Hilda Vargas de 63 años. Ella es natural del anexo de Chullupata, de la comunidad Yanaq’a, distrito de Tambobamba, región Apurímac.
Pero, ¿qué es la agroecología? Henrry Vasques, coordinador territorial de CooperAcción en Cotabambas, explica que “La agroecología, en territorios de disputa como la provincia de Cotabambas, representa una alternativa productiva, económica y de defensa del territorio, participativa y comunitaria mediante el reconocimiento y revaloración de saberes locales ancestrales siendo un enfoque alterna al extractivismo”
La agroecología surge como una propuesta innovadora y sostenible para la agricultura, integrando conocimientos locales ancestrales con conocimientos contemporáneos, donde las comunidades pueden gestionar su territorio, mejorar la seguridad alimentaria y fortalecer sus economías.
El Programa Andino de CooperAcción viene acompañando a familias de siete comunidades de Apurimac en la implementación de experiencias de agroecología. Las comunidades son Payanca, Chullupata, Yanaca, Asacasi, Añoccalla, Ccormo Pilco y Asacasi, en el distrito de Tambobamba, y la comunidad de Queuñapampa en el distrito de Haquira. Son un total de 120 familias las que cuentan con el apoyo en asistencia técnica y materiales para la implementación de biohuertos y la construcción de horticuyes y fitotoldos.
El apoyo de CooperAcción inicia con la asistencia técnica, menciona Hilda. “Me enseñaron cómo tenía que sembrar, el tiempo, los procesos y las técnicas de sembrío de las hortalizas, el sembrío directo o el trasplante, el deshierbe y el tiempo para cosechar”.
Hilda cuenta que en su comunidad no había agua potable y mucho menos para el riego de las plantas. “No había agua en mi pueblo, tomábamos agua de una paccha (arroyo), no crecía nada. Yo no quería estar así, de esa paccha jalé un surco con apoyo de mis hijos que en ese entonces eran menores, con el que pude llevar agua a mi chacra y poco a poco sembré mis productos”. Actualmente, el gobierno local también ha apoyado a esta comunidad con la implementación de proyectos de riego por aspersión.
Hilda también comenta que ha sido necesario capacitarse en técnicas orgánicas para el manejo de plagas y abonos orgánicos. “He aprendido a preparar biol y bocashi, con eso trabajo, fumigo las plagas y fertilizo mis tierras”, explica.
«Ahora, trabajo todos los productos necesarios para el mercado, como la zanahoria, cebolla, perejil, payco, poro, ajo, espinaca, repollo, orégano, culantro y lechuga» añade Hilda.
Gracias a esta iniciativa, Hilda ha ganado su autonomía económica: «antes buscaba trabajo en el municipio para barrer las calles o trabajar en los viveros, ahora ya no busco trabajo, vivo de lo que siembro y lo vendo».
Humberto Huamaní, técnico Agropecuario de CooperAcción, comenta que un ejemplo destacado de acompañamiento a los emprendimientos es el impulso a la Feria Agroecológica T’ikapallana, que se realiza todos los lunes de cada mes, donde comunidades de Chullupata, Payancca, Asacasi, y sus anexos (Añoccalla, Ccormo Pillco, Ayacasi, y Perccata) ofrecen productos agroecológicos. En coordinación con la Municipalidad de Cotabambas y el Instituto de Desarrollo y Medio Ambiente (IDMA) se está logrando fortalecer el acceso al mercado local y de esta manera visibilizar los productos orgánicos.
Emprendedores agrícolas como Hilda llevan sus productos a ferias como T’ikapallana: “Llevo mis productos a Tambobamba, dos veces a la semana y llego a vender hasta 30, 40 a 50 soles, con ese dinero puedo llevar cosas necesarias para mi hogar, para mis hijos y mis nietos”.
Este proceso largo, conlleva desafíos que atraviesan las personas de sectores alejados a zonas comerciales, donde el transporte determina el traslado de los productos cosechados y por ende el ingreso económico familiar, como lo relata Hilda: “Me falta apoyo para el transporte de mis productos, desde mi comunidad Chullupata hasta Tambobamba, en carro es 30 minutos y caminando es una hora o más, a veces no encuentro transporte para llevar mis productos y tengo que regresar a mi casa, la mayoría termina perdiéndose”.
“Cuando empecé a vender, no sabía ni cómo dar vuelto, las primeras veces me engañaban o se iban sin pagarme, con el tiempo fui preguntando a las señoras de mi costado que vendían conmigo, de cómo tenía que dar el vuelto, ellas me enseñaron, ‘así tienes que dar’ me decían, así aprendí a vender”. La historia de Hilda refleja cómo la falta de oportunidades y las brechas sociales como acceso a la educación son un desafío constante del día a día.
Frente a estas adversidades, Hilda comenta que no se ha dejado vencer por la falta de oportunidades y solo busca salir adelante. Su constancia ha sido de ejemplo e inspiración para sus vecinos de la comunidad. “Ahora muchos de los compañeros de mi comunidad han visto como trabajo y han empezado a sembrar como yo y lo venden”.
Pero el aumento de emprendedores significa más competidores en el mercado e Hilda ha visto la necesidad de ampliar su foco de producción con la crianza de animales menores y la siembra de otros productos. “Tengo mis cuyes que de vez en cuando los vendo, también he sembrado flores y duraznos. Me gusta tener mi huerto. Kusis’qa kashani (estoy contenta). Solo me falta la movilidad para llevar mis productos”, nos dice.
A través de experiencias agroecológicas con enfoque territorial, como la de Hilda, CooperAcción busca promover sistemas productivos que prioricen el bienestar del ecosistema, el manejo regenerativo de suelos y la revalorización de las prácticas ancestrales de las comunidades.
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