Perú en alerta por la llegada del fenómeno “El Niño costero”
La alerta por la llegada de El Niño costero ha sido confirmada por expertos que estiman que el calentamiento del mar peruano esperado para marzo se extenderá hasta julio con magnitud débil.
Esto hace prever que de abril a junio de 2023 las lluvias serán superiores a las normales en la costa norte y centro, así como en la sierra norte y centro occidental del país.
Además, en lo que resta de marzo, se mantendrán “las condiciones favorables para la ocurrencia de lluvias de moderada a fuerte intensidad en la costa norte y sierra noroccidental”. Así lo confirmó la noche del 16 de marzo la Comisión Multisectorial Encargada del Estudio Nacional del Fenómeno “El Niño” (ENFEN) que cambió el estado del fenómeno de “vigilancia” a “alerta”.
Esta comisión es integrada por representantes del Autoridad Nacional del Agua (ANA), el Instituto de Defensa Civil (INDECI) y el Instituto del Mar del Perú (IMARPE). Así como de la Dirección de Hidrografía y Navegación de la Marina de Guerra del Perú (DHN), el Instituto Geofísico del Perú (IGP), y el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI).
De acuerdo a la reciente evaluación del ENFEN, en lo que resta de marzo también se espera que los ríos desde Tumbes a Ica sigan manteniendo caudales con niveles de alerta ante posibles desbordes e inundaciones.
En tanto, se prevé que, en los ríos de las cuencas del Apurímac, Urubamba y de la vertiente del Titicaca, sigan permaneciendo caudales muy por debajo de sus valores normales.
Hasta el 14 de marzo, la temporada de lluvias en Perú iniciada el pasado 1 de setiembre había dejado 61 muertos, 57 heridos y 12 200 damnificados según cifras del INDECI.
A estos daños se suman las 1326 viviendas destruidas, otras 3173 inhabitables y 21 682 afectadas; además de afectaciones en 642 aulas, 94 centros de salud, 188 puentes y 638.4 km. de carretera.
El niño, los huaycos y la minería
El Consejo Nacional de Riesgo de Desastres (Conagerd) acaba de declarar el nivel 5 del estado de emergencia en las regiones de Tumbes, Piura y Lambayeque, por las continuas lluvias que han hecho colapsar infraestructura fundamental de esas regiones. El nivel 5 se aplica cuando la magnitud y el impacto de los desastres superan la capacidad de respuesta del Estado.
Los eventos naturales extremos, como los que hemos vivido en las últimas semanas en varias partes del país, han puesto en evidencia un mapa de riesgos. Y lo cierto es que no solo son viviendas las que se construyen en zonas de riesgo y de posible activación de quebradas. También existen depósitos de relaves, como por ejemplo es el caso de Tamboraque, que se ubica apenas a unos metros del río Rímac. Sin embargo, hay otros riesgos que deben ser identificados.
Otros casos que no deberíamos perder de vista es que, por ejemplo, en regiones como Piura se desarrollan actividades de minería informal o abiertamente ilegal, en distritos como Suyo (Ayabaca) o Las Lomas (Piura), que en la actual situación de emergencia y colapso deben estar generando impactos de magnitud.
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