Todo sea por la reactivación
“Todo sea por la reactivación”. Ese parece ser el mantra del ministro del Ambiente que, olvidando su función de cuidar el ambiente (¡pero si está en el nombre de su ministerio!), ha declarado que su prioridad es “destrabar” las inversiones (https://x.com/jurrunaga/status/1772625223726018617?s=20). Para eso, nuevamente, su solución mágica es reducir la supuesta “tramitología” ambiental: demasiados trámites para cuidar el ambiente. Una vez más, los que están a cargo de tomar decisiones nos ponen en una contradicción absurda: ¿protegemos el ambiente o movemos la economía?
Parece que aún no entienden que la primera condición para tener una economía productiva es tener un ambiente sano. Que todo daño al ambiente es también daño económico.
Que suelos contaminados con metales pesados, producen menos. Que cuando las vacas beben agua tóxica, se mueren o producen leche que nadie quiere comprar, como les ocurre a los campesinos en Espinar.
Que cuando respiramos aire contaminado nos enfermamos y esa morbilidad se convierte en menos días trabajados, afectando la productividad laboral. Que los costos del cáncer y otros males vinculados a la contaminación los cubre, al final, el Estado, y así deja de tener recursos para invertir en esos proyectos de infraestructura que el ministro quiere “destrabar”.
Que incluso hoy día el Estado no tiene plata para remediar los pasivos ambientales que las empresas petroleras y mineras irresponsables causaron en la época en que no había “tramitología” ambiental. En Pasco, Huancavelica, Loreto, Cajamarca y otras regiones donde aún se sufre la falta de una autoridad ambiental fuerte en décadas pasadas.
¿Quieren volver a esa época de ausencia de normas ambientales, donde la inversión se movía rapidito pero las consecuencias las seguimos pagando hoy en día?
Es tiempo de mirar el problema de otra manera. La reactivación de la economía de las familias peruanas es urgente, en medio de una recesión que viene afectando a todos. Pero esa reactivación debe tener en su núcleo la transformación ecológica, no la destrucción ecológica. Una reactivación sostenible significa apostar por otras actividades que realmente tienen más impacto en la creación de puestos de trabajo que los proyectos mineros que generan muy poco empleo pero muchos impactos ambientales. Por ejemplo, apostar por la diversificación productiva y las manufacturas sostenibles, la agricultura y el valor agregado en la producción agropecuaria, proyectos de transición energética, movilidad sostenible, etc[1].
Es hora de impulsar una reactivación transformadora y no hacer lo mismo de siempre.
[1] En un documento publicado por CooperAcción, hemos analizado las opciones para una reactivación sostenible de la economía de las familias peruanas: https://cooperaccion.org.pe/reporte-plantea-priorizar-reactivacion-en-manufactura-y-agro-no-en-extractivas/)
Compartir: