Solucionando conflictos entre comunidades mediante el diálogo
Dionel Martínez
CooperAcción es una institución no gubernamental que desde 1997 promueve el conocimiento y el ejercicio de derechos sociales, ambientales, políticos, culturales y económicos; así como la gobernanza y la gestión sostenible del territorio con enfoques de género e interculturalidad.
Bajo esta misión, CooperAcción viene trabajando diferentes proyectos con poblaciones de comunidades indígenas de la provincia de Cotabambas[1] en el departamento de Apurímac, cuyas intervenciones vienen fortaleciendo su derecho a la propiedad de la tierra y la paz social. Por ejemplo, en los últimos meses, tres comunidades campesinas del distrito de Tambobamba (Cotabambas) solicitaron asesoramiento y apoyo técnico para solucionar dos diferendos de límites territoriales comunales.
Imagen 1. Trabajo de campo en el marco del proceso de tratamiento del límite comunal entre las comunidades campesinas de Payancca y Secseca.
Debemos recordar que las Comunidades Campesinas y Nativas, según la Constitución Política del Perú (1993) “tienen existencia legal y son personas jurídicas. Son autónomas en su organización, en el trabajo comunal y en el uso y la libre disposición de sus tierras, así como en lo económico y administrativo dentro del marco que la ley establece. La propiedad de sus tierras es imprescriptible (…)”. Así mismo, en concordancia con el Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), vigente en nuestro país desde 1995, las Comunidades Campesinas y Nativas tienen pleno reconocimiento de su derecho a la propiedad y posesión de la tierra (término que según este convenio, incluye además el concepto de territorio, lo cual cubre la totalidad del espacio geográfico que ellas ocupan o utilizan).
Los conflictos por la tierra en las comunidades campesinas tienen larga data, es una realidad que afecta a la gran mayoría de ellas (Baldovino, 2016) y además, se han venido agudizando por la llegada de actores externos (entre ellos inversionistas mineros) a los territorios comunales. La provincia de Cotabambas, ubicada en la margen Este del departamento de Apurímac, hasta hace algunas décadas era un espacio periférico sin mayores transformaciones socio-espaciales, sin embargo, en años recientes, en el contexto de globalización y apertura de mercados, ha captado gran interés de inversionistas y compañías por su potencial minero (actualmente esta provincia se encuentra concesionada a la minería en un 75.9 %[2] y se encuentra en explotación la mina Las Bambas, cuarta a nivel mundial en producción de cobre[3]), lo cual ha traído consigo transformaciones en las estructuras y dinámicas territoriales. Entre estos cambios inducidos, está la agudización de los conflictos por la tierra entre comunidades campesinas, ligada concretamente a la especulación en el mercado de tierras sobre la posible compra y venta de terrenos para la exploración y explotación minera[4] (hay comunidades cuyos territorios se encuentran totalmente concesionados a titulares mineros), lo que en muchos casos ha llegado a romper el tejido social y la propia unidad territorial de las comunidades campesinas.
Si bien la hipótesis de la exacerbación de los conflictos por la tierra en las comunidades campesinas en Cotabambas se funda en las transformaciones ocurridas en el territorio en los últimos tiempos, la existencia de la conflictividad misma por la tierra y el territorio comunal tiene al menos dos elementos claves vistos desde nuestro análisis. El primero tiene que ver con el tema de la formalización de la propiedad de las comunidades campesinas, que en el caso de la provincia de Cotabambas es bastante alta: 88 de las 93 comunidades campesinas existentes en la provincia están reconocidas y tituladas (IBC, 2016); sin embargo, el problema radica en la imprecisión de las memorias[5] que describen los límites comunales, que a pesar de que se señalan hitos o topónimos (nombres de lugares) reconocibles en el terreno, carecen de coordenadas que los precisen. El segundo elemento es una suerte de pérdida del conocimiento de la organización y la gestión de los territorios comunales por parte de las poblaciones indígenas, que se traduce específicamente en un desconocimiento de los hitos y linderos ancestrales de sus territorios.
La reacción de las organizaciones comunales frente a estos conflictos por la tierra ha sido diversa. Desde nuestra experiencia de trabajo cercana a estas organizaciones en Cotabambas, hemos visto el esfuerzo denodado que realizan por acudir a las instancias adecuadas (Gobierno Regional de Apurímac[6]) sin mayor éxito. El exceso de trámites para iniciar el proceso administrativo, técnico y legal, más los gastos que implica el traslado desde las comunidades campesinas hacia la ciudad de Abancay[7] (sede del Gobierno Regional) termina finalmente por desalentarlos, quedando como únicas vías de solución el dejar de lado cualquier decisión que implique los usos de la tierra y el territorio en controversia o ponerse de acuerdo en la búsqueda de una instancia neutral y aceptada por las partes que les permita alcanzar una solución salomónica. Es a través de ésta última vía, que la oficina de CooperAcción en Tambobamba recibió solicitudes de apoyo y asesoramiento de las comunidades campesinas de Payancca, Secseca y Pichaca, para llevar a cabo el tratamiento y solución de dos controversias de límites comunales.
Los territorios contiguos de las comunidades campesinas de Payancca, Secseca y Pichaca, se encuentran ubicados al sur oeste del distrito de Tambobamba, a una altitud promedio de 3 800 m.s.n.m. Estos territorios han venido siendo ocupados por las poblaciones indígenas de estas comunidades campesinas desde tiempos inmemoriales y ostentan desde hace algunas décadas, reconocimiento oficial por parte del Estado peruano (resoluciones directorales[8] y títulos de propiedad[9]). No obstante, como ya se ha explicado anteriormente, estos documentos oficiales que contienen las memorias descriptivas de límites carecen de precisión – los procesos de saneamiento físico-legal de las tierras de las comunidades de Payancca, Secseca y Pichaca se llevaron a cabo a fines de la década de los ochenta (1987), cuando aún no se contaba con tecnologías de información geográfica de precisión – lo cual sumado a la pérdida de tradiciones orales del conocimiento del territorio, han dado lugar a controversias por el territorio entre comunidades colindantes.
Para resolver estas controversias de límites comunales (colindancias Payancca – Secseca y Payancca – Pichaca) CooperAcción ha ensayado un proceso técnico sencillo, que se funda en tres principios fundamentales: la libre voluntad y confianza de las comunidades campesinas para acudir a nuestra institución, el diálogo para la concertación de acuerdos entre las partes involucradas y el respeto mutuo, garantizado en todo el proceso.
Imagen 2. Equipo de CooperAcción con los comuneros de las comunidades campesinas de Payancca y Pichaca, en la firma de actas de colindancias.
El proceso consiste en una primera reunión de acercamiento entre los dirigentes de las comunidades campesinas y CooperAcción, en esa reunión las partes expresan la voluntad de llegar a una solución consensuada, entregan los documentos sustentatorios de la colindancia en tratamiento y la institución se compromete a estudiar dichos documentos. Al finalizar la reunión, las comunidades firman un acta de trabajo donde acuerdan elegir en asamblea comunal a cinco representantes por cada una de ellas, más su respectivo presidente, para que los represente en las demás etapas del proceso.
En una segunda reunión de trabajo, en la que solo asisten los comuneros delegados, el equipo técnico expone los resultados de la revisión de la documentación entregada por las comunidades, se presenta una imagen satelital de alta resolución de la colindancia en tratamiento y se planifica un trabajo de campo a la zona en controversia. El trabajo de campo se realiza con los representantes de ambas comunidades campesinas, se hace el recorrido de los principales hitos de la colindancia poniendo puntos de control con un equipo con sistema de posicionamiento global (GPS, por sus siglas en inglés). En caso de discordancia entre las partes en algún tramo del lindero, el equipo técnico agota todos los recursos de diálogo para llegar a un consenso sobre el límite en su totalidad. Finalmente, en una reunión posterior al trabajo de campo, el equipo técnico elabora un acta de colindancia que incluye la nueva memoria descriptiva del límite comunal (con las coordenadas levantadas in situ) y una imagen satelital con la gráfica del lindero redefinido, que es suscrita por los representantes de las comunidades campesinas, con los cual culmina el proceso.
A través del proceso descrito, CooperAcción contribuyó a solucionar de manera exitosa dos diferendos de límites comunales, el primero entre las comunidades campesinas de Payancca y Secseca el 08 de noviembre de 2017 y el segundo entre Payancca y Pichaca el 03 de marzo de 2018. Estos procesos apuntan a solucionar de manera concreta los serios problemas de tierras de las comunidades campesinas, ayudan a asegurar sus territorios frente a actores externos y fortalecen el tejido y la paz social entre comunidades vecinas. El único paso restante, que le compete al Estado, para lograr una mayor formalidad y legalidad en este proceso, es la incorporación de las actas de colindancia firmadas, dentro de los procesos regulares llevados a cabo por las entidades encargadas del Gobierno Regional de Apurímac.
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[1] Según el Directorio de Comunidades Campesinas del Perú (IBC, 2016), Cotabambas es la segunda provincia del departamento de Apurímac con mayor número de comunidades campesinas (93), después de la provincia de Andahuaylas (121).
[2] Dato según el Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico del 13 de noviembre de 2017.
[3] Gestión (05/02/2016). Recorre las minas más grandes del mundo. Recuperado de https://gestion.pe/economia/recorre-diez-minas-cobre-grandes-mundo-110057?foto=4.
[4] Al respecto Bebbington, Rogan y Cuba (2014) en el informe de Oxfam “Geografías del Conflicto” mencionan que “La existencia de una concesión —señalando tanto derechos sobre la propiedad como proyecciones de mercado— puede alterar las dinámicas de un área, inclusive antes de que empiece extracción alguna. Una concesión puede afectar los mercados de tierras desencadenando compras especulativas y atrayendo nuevos actores (no solo corporativos, también geólogos, equipos de relaciones con la comunidad y activistas) hacia la región”.
[5] Las memorias descriptivas de las colindancias entre comunidades, son parte integrante de los documentos de reconocimiento y formalización de la propiedad comunal (resoluciones directorales de reconocimiento de las comunidades campesinas y títulos de propiedad).
[6] Según la Resolución Ministerial N°0468-2016-MINAGRI (09.09.201), Lineamientos para el Deslinde y la Titulación del Territorio de las Comunidades Campesinas; son las Direcciones Regionales de Agricultura de los Gobiernos Regionales, las encargadas de solucionar la imprecisión o variación de linderos de las comunidades campesinas (solución de conflictos de tierras comunales).
[7] Un viaje de ida y de vuelta, más el tiempo requerido para realizar los trámites, a los comuneros les toma mínimamente 3 días.
[8] Payancca reconocida con Resolución Directoral N° 198-89-DL-XIX-A del 31/10/1986, Secseca reconocida con Resolución Directoral N° 028-88-UAD-XIX-A del 29/02/1988 y Pichaca reconocida con Resolución Directoral N° 255-86-DR-XIX-A del 31/12/1986.
[9] Payancca y Pichaca fueron titulados el 18/01/1988 y Secseca 08/04/1988.
28 de marzo de 2018
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