Perú en la encrucijada: impactos de la guerra comercial entre Estados Unidos y China

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Julia Cuadros

La prolongada guerra comercial entre Estados Unidos y China ha generado una serie de repercusiones económicas a nivel global. Para Perú, país con una economía altamente dependiente de las exportaciones mineras, los efectos han sido significativos.

Desde 2018, las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China han escalado, con la imposición mutua de aranceles y restricciones comerciales. Estas medidas han alterado las dinámicas del comercio internacional, afectando a países que, como Perú, mantienen relaciones comerciales significativas con ambas naciones. China se ha convertido, en los últimos años, en el principal socio comercial de Perú y por lo tanto cualquier medida que tome el gobierno chino tendrá impactos significativos en nuestro país.

El saldo de la balanza comercial Perú-China 2009-2023[1], salvo los años del 2013 a 2015, tuvo un desempeño al alza. Sin embargo, en 2024 este crecimiento, aunque con una variación anual positiva del 3%, se vio afectado por la menor exportación de cobre, que registró un retroceso de -7.4%

Ello impactó negativamente en la economía peruana, en la medida en que el cobre es uno de los principales productos tradicionales exportados hacia China, en un contexto en el que el precio de este mineral presentó cifras más altas que en el período del denominado superciclo minero.

El año 2024, el precio internacional de la tonelada métrica (TM) de cobre subió de US $ 3788 la libra, en el mes de enero, a US $ 4041 la libra en el mes de diciembre, habiendo registrado su mayor cotización en el mes de mayo con US $4589 cada libra.

Comparativo 2023-2024 de las exportaciones de Perú a China

Millones de US dólares

País y producto20232024Var. %
China19 716,720 308,83,0
Cobre14 630,113 546,6-7,4
Plomo1 439,62 158,049,9
Hierro966,31 111,215,0
Zinc924,21 016,610,0
Harina de pescado390,8757,593,8
Oro153,2731,1377,3
Fuente: INEI, Evolución de las Exportaciones e Importaciones, Febrero 2025.

La desaceleración de la economía china, exacerbada por la guerra comercial, redujo la demanda de minerales como el cobre y el zinc. A ello, habría que agregar que los aranceles impuestos por Estados Unidos y China elevaron el precio de los insumos que importamos de esos países, encareciendo los costos de producción, traduciéndose en precios más altos para los consumidores. Se puede señalar que, entre los impactos que esta guerra comercial está teniendo en nuestro país, está el aumento de los precios y la disminución del poder adquisitivo de la gente, al elevarse los costos de producción.

Por otro lado, la volatilidad generada por la guerra comercial está afectando los mercados financieros, provocando fluctuaciones en los tipos de cambio y en los precios de los commodities. Sin embargo, no habría que perder de vista que se abren algunas oportunidades, entre ellas aprovechar este contexto para diversificar nuestra economía que hasta la fecha se sustenta en la exportación de minerales sin mayor valor agregado y que genera importantes impactos ambientales y sociales.

A pesar de que la disputa entre EE.UU. y China se mantenga e incluso se profundice, se prevé que en los años siguientes la demanda  y el precio del cobre y otros minerales críticos para la transición energética se elevará considerablemente, lo que profundizará el impacto ambiental y social en los territorios de explotación minera.

Asimismo, Perú se está convirtiendo en un campo de batalla de la guerra comercial entre China y EE.UU., como lo han demostrado las declaraciones del gobierno estadounidense o las iniciativas empresariales para construir nuevos puertos como el de Corío en Arequipa. Hace algunas semanas, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, durante una reunión con el canciller peruano, Elmer Shialer y el ministro de Defensa, Walter Astudillo, advirtió a las autoridades peruanas que China representa una “amenaza” para los pueblos y la paz en la región, enfatizando que es necesario frenar sus “oscuros intereses económicos”, ello en el marco de la construcción del megapuerto de Chancay, la futura construcción de un tren eléctrico que una el Océano Pacífico con la amazonía brasileña y el Océano Atlántico.

Y ¿cómo afecta esta situación a las poblaciones y comunidades de los entornos de las actividades extractivas? A pesar de la reducción de las exportaciones de cobre a China el 2024, lo real es que la transición energética que se está viviendo a nivel global está impactando directamente en los territorios donde se explotan minerales críticos como el cobre y en menor medida el zinc. Se produce entonces una convergencia perversa entre disputa comercial y transición energética. Es posible que se produzca una pérdida de empleos al verse disminuidas las exportaciones. De igual manera, se prevé un mayor consumo de recursos y presión sobre los territorios en la búsqueda de fuentes de producción más baratas. Todo ello abonaría a generar una mayor desigualdad, generando las condiciones para que la población salga a exigir sus derechos por la pérdida de su calidad de vida. Y ya sabemos cuál es la respuesta desde el Estado, la declaración de estados de emergencia, la criminalización de la protesta social, la modificación de los marcos legales para reducir los espacios democráticos y pretender silenciar, por diversos mecanismos, a quienes se oponen a sus políticas, a quienes se manifiestan contra la corrupción, el poder de las economías ilegales y quienes promueven la defensa y el ejercicio de derechos.


[1] Fuente: SUNAT, https://www.sunat.gob.pe/estadisticasestudios/index.html; INEI, febrero de 2025.

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