Las mujeres artesanas y la defensa y protección de los humedales

Estefany Rojas

En el Perú, los humedales constituyen ecosistemas estratégicos para la sostenibilidad ambiental y comunitaria. Con 18 290 000 hectáreas registradas en el Mapa nacional de ecosistemas y 14 zonas designados como sitios Ramsar [1] , estos espacios se convierten en fundamentales para la regulación del agua, la mitigación de inundaciones y la preservación de la biodiversidad.

Un ejemplo de ello es que, a lo largo de las costas, los humedales protegen al 60 % de la humanidad contra mareas de tempestad, huracanes y tsunamis. [2]  Sin embargo, a pesar de su relevancia, enfrentan amenazas constantes por la expansión urbana, la degradación ambiental y el cambio climático.   

Imagen: Asociación de Artesanas Emprendedoras del Bicentenario (AAREMBI)

En distritos costeros de Végueta y Huacho, en la provincia de Huaura (región Lima), los humedales como El Paraíso y el Área de conservación regional Albufera de Medio Mundo son espacios donde la acción comunitaria juega un papel fundamental. Aquí, comunidades de mujeres artesanas dedicadas a la cestería de junco y totora ejercen la protección de estos ecosistemas mediante prácticas ancestrales que se basan en el respeto y la solidaridad.  

En el 2015, el ministerio de Cultura, declaró patrimonio cultural de la nación los conocimientos y prácticas relacionados a la cestería en junco y totora en las provincias de Huaura, Huaral y Barranca del departamento de Lima. Esta actividad, sostenida por generaciones, ha permitido a las mujeres artesanas mantener vivo un conocimiento tradicional y al mismo tiempo proteger los ecosistemas costeros.[3] 

Ellas han desarrollado lo que podemos definir la ´´epistemología de la artesana´´: un conjunto de saberes transmitido de generación en generación que no solo involucra al tejido de junco y totora, incluye también conocimientos prácticos que les permite reconocer el momento adecuado para extraer la fibra vegetal sin dañar el ecosistema, identificar riesgos, amenazas o cambios anormales en el humedal, y actuar frente a ellos. Existe una lógica de tomar solo lo necesario, permitir su regeneración y proteger el espacio que las sostiene. 

“El humedal está presente en nuestras vidas desde que éramos unas niñas, crecimos juntos y hemos cambiado juntos.”

Artesana de la ACR Albufera de Medio Mundo.

El impacto de estos saberes se refleja en la capacidad de respuesta ante emergencias. Cuando se presentan cambios en la vegetación, incendios o desbordes, las artesanas reaccionan de forma organizada y solidaria, tanto con el ecosistema como con las personas que dependen de él. La experiencia compartida y la organización en colectivos les permiten detectar, responder y registrar las señales de riesgo, fortaleciendo la gestión comunitaria frente a posibles siniestros.

Imagen: Artesanos y extractores de Puñún, apagando el incendio en el humedal El Paraíso.

Frente al avance de la expansión urbana y la compra indiscriminada de terrenos que se han convertido en amenazas constantes para los humedales, la presencia eficiente del Estado es necesaria.

«Con el tema del Megapuerto de Chancay han venido un montón de extraños a comprar terrenos por aquí, se han instalado al frente del humedal. Nosotros teníamos 3 entradas al humedal, ellos han comprado su lote y han cerrado los caminos para no poder pasar. Ellos lo cierran, nosotros lo abrimos, estamos en esa dinámica.» Artesana del humedal El Paraíso.

El incendio ocurrido recientemente en el humedal El Paraíso, que se prolongó durante dos días, es un claro ejemplo de la necesidad de una respuesta inmediata y eficiente por parte de las autoridades. La responsabilidad no puede recaer únicamente en las comunidades.

«Creo que la principal amenaza al humedal, en estos momentos, son las invasiones y compra de terrenos. Aquí vienen (personas nuevas), ven una zona blanca (libre), se instalan y nos cierran el acceso a nuestro humedal. Los extraños piensan que al comprar su lote están comprando el humedal.» Artesana del humedal El Paraíso.

La disposición del Estado es necesaria, no como actor externo sino como parte activa en los procesos de prevención, preparación y respuesta, reconociendo y fortaleciendo los saberes que ya existen en el territorio. Trabajar articuladamente no es una opción, es una urgencia, implementado adecuadamente el principio de autoayuda previsto por el Sistema nacional de gestión del riesgo de desastres (SINAGERD), que sostiene que la respuesta más oportuna y adecuada es la que surge desde la propia comunidad.

Imagen: Asociación de Mujeres Artesanas de Medio Mundo (AMARTEMM)

La epistemología de las mujeres artesanas, cimentada en el conocimiento práctico y en la acción colectiva, aporta a la defensa de los humedales y a la reducción del riesgo frente a siniestros. Es imperativo que las autoridades reconozcan este aporte y trabajen en conjunto con la comunidad para establecer un modelo de prevención y protección ambiental porque el futuro de los humedales está directamente ligado a la acción y los conocimientos de sus defensoras.


[1] Más de 18 000 000 de hectáreas de humedales existe en el Perú. (2014). Ministerio del Ambiente. Recuperado de https://www.gob.pe/institucion/minam/noticias/901177-mas-de-18-000-000-de-hectareas-de-humedales-existe-en-el-peru

[2] Proteger los humedales para nuestro futuro común. Naciones Unidas. Recuperado de https://www.un.org/es/observances/world-wetlands-day

[3] Ministerio de Cultura (23 de abril del 2015). Resolución Viceministerial Nº 054-2015-VMPCIC-MC. Declarar Patrimonio Cultural de la Nación a los Conocimientos y Prácticas relacionados a la cestería en junco y totora en las provincias de Huaura, Huaral y Barranca del departamento de Lima.

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