Las ausencias del mensaje presidencial

 

Fuente: La República

El mensaje a la Nación del presidente Martín Vizcarra el pasado 28 de julio muestra dos momentos bien claros. En el primero, el de entrada, que con energía aborda la gravedad de la situación de corrupción, Vizcarra planteó las propuestas de reforma del sistema de justicia y la reforma política. Sin embargo, pasado este momento, el mensaje entró a una suerte de modo de continuidad cuando el presidente abordó temas económicos, sectoriales y ambientales. Sin duda, el tema ambiental ha sido uno de los aspectos menos destacados del discurso.

Uno de los principales elementos ambientales del discurso fue recordar la recientemente promulgada ley de cambio climático, cuyo reglamento –por cierto- está en pleno proceso de elaboración. Pero la pregunta, cuya respuesta no fue ni siquiera esbozada en el discurso, es ¿cómo se van a articular las metas adoptadas por el Perú en este tema, con las políticas de cada sector, especialmente en sectores tan críticos como el ministerio de Energía y Minas? Por ejemplo, actualmente este ministerio sigue promoviendo una nueva Ley de Hidrocarburos que está por aprobarse en el Congreso y que busca promover aún más la inversión petrolera, pese a que este es uno de los sectores que provoca el cambio climático.

Cuando se refirió a sectores como el minero, se limitó a destacar Quellaveco y otros proyectos que se pondrán en marcha próximamente y volvió al eterno mito de que las actividades extractivas generarán desarrollo de manera automática. Lo cierto es que en décadas de gran inversión extractiva no hemos visto impactos reales y sostenibles en la calidad de vida de las poblaciones rurales donde se ubican los proyectos mineros. Por ejemplo, habló de la salud en términos generales, pero ni una palabra sobre la situación de miles de víctimas de contaminación minera y petrolera que se encuentran afectados por metales tóxicos en Espinar, Pasco, Cuninico, Cuatro Cuencas y otros tantos casos en casi 20 regiones. Recordemos que los afectados presentaron hace poco sus propuestas para una política de salud humana y ambiental.

Fuente: La República

También mencionó los temas de desarrollo territorial y descentralización, pero ni una palabra sobre retomar el ordenamiento territorial, política que se encuentra en el limbo legal desde que la anterior ministra de Ambiente, Elsa Galarza, eliminó esta función de su reglamento de organización y funciones.

Sobre el tema del agua, subrayó los programas de agua potable, pero no hubo una sola mención a la necesidad de proteger las cabeceras de cuenca y los ecosistemas productores de agua, amenazados por actividades extractivas e industriales.

Finalmente, el presidente tampoco dijo una sola palabra sobre la propuesta de creación de la Zona Reservada Mar Pacífico Tropical, cediendo aparentemente a la presión que vienen ejerciendo las empresas petroleras para que esta iniciativa se encarpete, dejando sin respaldo al Ministerio del Ambiente que en los últimos meses ha buscado concretar esta nueva zona reservada.

En el marco de las saludables iniciativas de reforma, es importante recordar que las políticas ambientales y de inversión también necesitan ser repensadas. Como hemos dicho antes, la política de flexibilizar normas y regulaciones para “facilitar” la inversión extractiva no es sostenible en términos ambientales y genera conflictos sociales. Pero, además, es producto de muchos años de lobbies y puertas giratorias para promover intereses privados pasando por encima del bien común: precisamente, el tipo de política que necesitamos dejar atrás.

3 agosto de 2018

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