El día del pescador ¿Qué celebramos los pescadores?

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José Piñella

Ser pescador es una forma de vida; la mejor de todas. Llevo más de 50 años dedicado a la actividad pesquera artesanal, y particularmente a la pesca no embarcada, que es la menos valorada por el Estado y la menos conocida por la sociedad, por la academia y por los demás actores del país. Todos asumen que la pesca se hace solo con embarcaciones, pero no es así. Los pescadores no embarcados somos los más numerosos en el país.

Imagen: Mario Colán/ CooperAcción

En las zonas de pesca uno puede encontrar hasta tres tipos de pescadores. En un primer grupo están los que nacen para ser pescadores y entonces desarrollan una relación muy fuerte con el mar, con las peñas, con los acantilados, con las orillas, con el sonido de las aves y de las olas, con la fuerza del cordel o de la red. Otro grupo está conformado por los que se hicieron pescadores porque las crisis que vivimos han sido tan fuertes que no les quedó otra opción que hacerse pescador para asegurar el alimento, como todos, y generar ingresos. El mar siempre recibe a la gente, el mar no niega trabajo a nadie. Un tercer grupo, importante, es aquel conformado por aquellos que heredaron la actividad, la aprendieron de sus padres, de sus abuelos, de sus ancestros y mantienen una fuerte relación con la tradición y con el mar. Los tres grupos tenemos enormes responsabilidades con el mar, con la actividad, con los recursos marinos, con el Estado y con la sociedad.

Lo que debe quedar claro es que nuestro trabajo es uno de los más importantes en el país porque aseguramos el alimento más sano, el más barato y el más nutritivo de todos: el pescado. No hay dudas de que nuestro trabajo contribuye a la seguridad alimentaria de toda la población. Pero también nuestro trabajo contribuye a los ingresos del Estado; nuestra actividad pesquera artesanal mueve la economía del país al generar trabajo directo e indirecto.

Las dificultades para la pesca

Pero nuestra actividad pesquera está enfrentando varias dificultades. Unas nuevas, otras no tan nuevas. En los últimos veinte años, el cambio climático, el calentamiento global, se ha convertido en una gran dificultad que nos golpea. Los cambios de temperatura son más frecuentes e inestables, el mar se calienta intempestivamente. Otras veces se enfría y dura mucho tiempo. Eso hace que los recursos busquen mejores condiciones para sobrevivir. Un día tenemos peces, otros no. Al irse los recursos, los pescadores perdemos y la población también porque no hay qué ofrecer.

Imagen: Mario Colán/ CooperAcción

También nos enfrentamos a otro severo problema: la contaminación del mar. La población sigue creciendo y demanda más vivienda. Entonces, al crecer las ciudades, las aguas contaminadas van directamente al mar y afecta las orillas donde miles de pescadores no embarcados o pinteros trabajamos. Pero también la generación de basura, la plástica la peor de todas, que llega al mar desde los acantilados o desde los cauces de los ríos.

Otro gran contaminante es el combustible fósil que utilizan las embarcaciones de pesca. El petróleo es altamente dañino para el ecosistema marino y para las especies. Cada vez hay más embarcaciones y la contaminación es mayor. En general, la contaminación hace que el mar se ponga más ácido, que haya menos zonas de oxígeno y eso implica la muerte de especies.

Una amenaza a nuestro trabajo y que está tomando más fuerza en los últimos años tiene que ver con las exploraciones petroleras, la construcción de infraestructuras portuarias o recreativas o la lotización y venta de terrenos frente al mar. Esas amenazas nos están obligando a desplazarnos a otros lugares de pesca haciendo más difícil nuestro trabajo.

Los viejos problemas

Que el Estado no nos tome en cuenta a los pescadores no embarcados es un viejo problema que no termina por resolverse.  El Estado piensa más en la pesca industrial y toma decisiones en favor de ella, mientras que los verdaderos pescadores artesanales seguimos arrastrando las dificultades de siempre y tenemos que convivir con ellas y en el abandono.

Imagen: Mario Colán/ CooperAcción

Esa situación explica la alta informalidad que hay en nuestro sector. La formalización sigue siendo una deuda y pocos lo hacemos de manera consciente. Si encontramos pescadores que vienen formalizándose en los últimos años, se debe a que tomaron esa decisión porque el Estado ofreció algún bono. Lo que no está mal, pero el problema es que los pescadores decidan formalizarse solo mientras consigan algún beneficio y no por la necesidad consciente de que la formalización nos ayudaría a enfrentar los viejos problemas y a defender con solvencia y eficacia nuestros derechos, así como mejorar la situación de nuestro sector.

Pero la alta informalidad en nuestro sector también tiene que ver con que arrastramos problemas de organización. El asistencialismo y el populismo le hicieron mucho daño a nuestro movimiento social. Quebró la organización e hizo que el pescador fuera dependiente de las asistencias del Estado.

El sector pesquero artesanal requiere programas de formación, programas de inversión, programas de asistencia técnica. En mejores condiciones de organización y formalización los pescadores podríamos exigir al Estado capacitaciones o programas de formación y programas de inversión. Muchos jóvenes hoy se encuentran en la pesca, pero no necesariamente son conscientes de la responsabilidad que conlleva ser pescador. La falta de organización es una vieja dificultad que no nos ayuda a resolver o afrontar los nuevos problemas.

Ser pescador

Ser pescador es algo apasionante, pero es un trabajo duro y altamente riesgoso a la vez. Lo ejercemos en condiciones de inseguridad. La FAO ha indicado que la actividad pesquera es el trabajo más riesgoso del mundo. Y miles de pescadores nos encontramos en esa situación, sin un seguro que pueda cubrirnos.

Desde que era niño estuve en el mar y siempre he vivido cerca de él. La emoción que se siente al hacer una captura es indescriptible: te levanta el ánimo, te llena de orgullo, te pone de buen humor, a pesar de la dureza del trabajo pesquero. Pero también te hace pensar que las especies no son recursos infinitos, se pueden acabar en algún momento. Por eso es que ser pescador involucra asumir una gran responsabilidad pensando que las especies no solo te alimentan a ti y a tu familia y te ayudan a sacar adelante a tus hijos, dándoles estudios y oportunidades, sino también ayuda a otras familias.  

Ser pescador es ser consciente de que la pesca conlleva una gran responsabilidad con uno mismo, con los otros, con las especies y sobre todo con el mar. El mar es la fuente de vida de muchas especies. El mar es vida que da vida y oportunidades. El mar siempre te da algo, nunca te niega nada y nos mantiene con trabajo y alimento. El mar te da lo justo para vivir con tranquilidad. Los pescadores sabemos que el mar es un ser vivo y es lo más sagrado que tenemos hoy; le debemos retribuir gratitud y responsabilidad. El mar no solo nos da pescado sino también oxígeno que necesitamos para respirar. Por lo tanto, ser pescador implica asumir una gran responsabilidad con la sociedad, con las especies hidrobiológicas, con el mar.

Pero la responsabilidad también es del consumidor, quien debe consumir especies permitidas y no las que se encuentran en veda o tallas chicas. Las vedas aseguran la reproducción de las especies y hacen que estas sean sostenibles y podamos disponer de ellas siempre, es decir, que tengamos trabajo. Asimismo, cuando se consume pescado en tallas pequeñas que no están permitidas, solo alentamos la pesca ilegal, la mala pesca y el daño al ecosistema y a la sostenibilidad de las especies. Consumir tallas pequeñas es alentar la depredación, la irresponsabilidad, el saqueo de los peces y, por consiguiente, la desaparición de la pesca.

Celebrar el día del pescador debe significar que la pesca artesanal responsable y organizada es lo único que puede asegurarnos un futuro para todos. Celebrar el día del pescador debe significar una mejor organización para enfrentar las grandes amenazas que nos quieren sacar del mar, dejarnos sin peces, sin trabajo, sin oportunidad.  

Porque sin pesca artesanal no hay futuro seguro.

¡Pesca artesanal, futuro seguro!

José Piñella- Presidente de la Red de Pesquería Artesanal Sostenible – Red PAS. Ha sido presidente de la Asociación de pescadores de la caleta San Martín de Végueta. Es un líder reconocido de la pesca artesanal con más de 52 años de experiencia como pescador no embarcado y defendiendo los derechos de los pescadores que no poseen embarcación.

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