Mujeres en contextos mineros asumen triple carga laboral
Desigualdades en el uso del tiempo y participación política fueron analizadas en conversatorio por el Día Internacional de la Mujer
Con motivo del 8M, Día Internacional de la Mujer, se realizó el conversatorio “Mujeres y minería” para analizar los impactos específicos que tienen las actividades extractivas para las mujeres. En el evento, además, se presentaron los hallazgos de la investigación periodística “Las Bambas: hablan las mujeres”, realizada por el portal La Factoría.
Imagen: CooperAcción
La aparición de una gran inversión minera en un territorio produce impactos sobre las mujeres que muchas veces no se hacen visibles para la sociedad, el Estado, las empresas y la opinión pública, detalló Julia Cuadros, ex directora e investigadora de CooperAcción. “Se establece una triple carga de trabajo para las mujeres”, explicó Cuadros, pues “la mujer se hace cargo de las actividades domesticas, pero también de las actividades económico productivas como alimentar a los animales, cuidar la chacra, cargar la lana, hacer los quesos, en el cotidiano”, esto debido a que el ingreso de la minería hace que muchos varones salgan del hogar a buscar trabajo en la empresa extractiva o en las actividades conexas.
La tercera carga tiene que ver con la participación social y política, que para las mujeres implica un sacrificio adicional, señaló Cuadros. Por su parte, la periodista Leah Sacín, autora de la investigación “Las Bambas: hablan las mujeres”, detalló que es más difícil para ellas, en el marco de una estructura social muy machista, asumir al mismo tiempo la carga de las labores de cuidado y además hacerse un espacio adicional para capacitarse y participar como dirigentas sociales. Más aún, esto puede tener costos para ellas en el ámbito íntimo: “hay cuestionamientos de los hijos, de los esposos, en una estructura muy machista donde el rol tradicional de la mujer no es el de representación”, explicó Sacín.
Al respecto coincidió Heydi Araujo, coordinadora de gestión social del OEFA, quien señaló que existe una participación muy limitada de las mujeres: “tenemos cifras que no superan el 20% de presencia de las mujeres en los espacios de diálogo [en el marco de los conflictos sociales] por parte del sector público y las empresas, y en el caso de la sociedad civil es mucho menor, 11 o 12%”. Araujo señaló que la participación de las mujeres en estos espacios es muy importante para introducir puntos de agenda a los que los varones no prestan suficiente atención: “no se evidencia en los procesos de desarrollo las problemáticas de las mujeres, su relación con la tierra que es diferente a la del varón, o los problemas familiares”.
El evento también contó con la participación de Lizbeth Abarca, profesora y dirigenta social de Cotabamabas, quien relató las dificultades que tienen las mujeres para abrirse espacios para la participación política. “He sido discriminada como mujer, mal mirada por la sociedad. Ha sido mi delito que una mujer cumpla el rol de dirigente, solamente para defender el medio ambiente y hacer respetar los compromisos con la empresa minera”, contó Abarca.
Leah Sacín recordó que existe una mínima presencia de las mujeres en los espacios de poder político, no solo a nivel nacional sino también en los territorios locales: “en representación política hemos retrocedido, no hay ni una mujer gobernadora regional y solo 2% en las municipalidades”. Al respecto, Julia Cuadros añadió que la ausencia de una política pública que garantice la participación paritaria hace aún más difícil para las mujeres abrirse un espacio político propio. “Aún cuando postulan, es muy difícil que las mujeres sean elegidas, no las ponen primeras en las listas y no hay paridad”, señaló.
Lizbeth Abarca también dio su testimonio como víctima de la política de criminalización de la protesta que hace que muchos líderes y lideresas sociales sean denunciados por participar en las organizaciones sociales durante los conflictos con las empresas extractivas. “Yo he sido acusada y perseguida por la justicia. Por haber participado en un justo derecho de reclamar, he sido denunciada. Para ir a las audiencias judiciales en Challhuahuacho he tenido que sacar de mi bolsillo, dejando de comer, o pedir permiso en mi trabajo en la escuela”, relató Lizbeth Abarca.
El evento ha sido posible gracias al trabajo conjunto de La Factoría, CooperAcción y Diakonía, con el apoyo de la Unión Europea. La investigación periodística será publicada en tres entregas a partir del día de hoy, 8 de marzo, y estará disponible en https://lafactoria.pe/.
08 de marzo de 2022
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