Montaña de colores cuestiona sistema de concesiones – (Boletín AMP # 228 – Junio 2018)

¿Cómo así la mundialmente famosa Montaña de Siete Colores llegó a formar parte de una concesión minera?

Una investigación publicada por CooperAcción a mediados de mes demostró que, en marzo pasado, el INGEMMET otorgó la concesión minera Red Beds 2 a la empresa Minquest Perú S.A.C, de propiedad de la empresa canadiense Camino Minerals Corporation, incluyendo en ella la totalidad de la Montaña de Colores. Ello, pese a que tanto el Gobierno Regional del Cusco, la municipalidad provincial de Quispicanchi y las municipalidades distritales de la zona habían incluído esta área dentro de sus instrumentos de zonificación y ordenamiento territorial para usos de protección y conservación por su importancia ecológica, cultural y turística.

Rápidamente la denuncia se viralizó en redes y llegó a la prensa nacional e internacional, causando gran indignación ciudadana. Gracias a ello, inclusive el presidente de la República, Martín Vizcarra, se pronunció en Twitter prometiendo “preservar” esta montaña. Un comunicado oficial del Ministerio de Energía y Minas ratificó dicha promesa y anunció que la empresa presentaría en los siguientes días un recurso administrativo para “renunciar” a la concesión ante el INGEMMET. Al cierre de este boletín aún se espera que dicha medida se concrete.
Cabe indicar que esto no elimina por completo los riesgos que se ciernen sobre esta área, que además forma parte del circuito del Ausangate donde se realiza la emblemática peregrinación del Qoyllur Rit’i. La misma empresa Minquest Perú tiene dos concesiones más apenas a dos kilómetros de distancia de la montaña, y otras empresas también tienen concesiones cercanas. Además, en tanto no reciba protección como Área de Conservación Regional o bajo alguna otra figura, INGEMMET podría volver a entregarla a otra empresa que solicite la concesión, una vez pasado el escándalo.

Lo que este caso ha puesto en evidencia es que el sistema de entrega de concesiones mineras está fallando, pues lo cierto es que dicha concesión simplemente nunca debió ser admitida. Nos preguntamos ¿qué hubiera ocurrido si, en vez de tratarse de un atractivo mundialmente reconocido, se trataba de una laguna de gran importancia para una comunidad, o de un lugar de significancia cultural o espiritual?

Consideramos que este caso muestra la desconexión existente entre el sistema de entrega de concesiones mineras y los procesos locales y regionales de zonificación y ordenamiento territorial, y el problema de fondo es resolver esa desconexión. ¿Para qué se realizan estudios participativos a nivel local que priorizan usos del territorio, si finalmente estos no son tomados en cuenta por la autoridad que entrega los derechos mineros?

27/06/2018

Compartir: