Minería ilegal de oro destruye la Amazonía

La minería ilegal de oro ha acelerado la destrucción de los ecosistemas de la Amazonía, generando graves consecuencias ambientales y sociales que afectan principalmente a pueblos indígenas que dependen de sus recursos.

Ríos contaminados, deforestación, pérdida de biodiversidad, alteración de ciclos hidrológicos y especialmente daños a la salud de poblaciones indígenas y locales son los efectos comunes que produce en al menos seis países de la región.

Los indígenas también enfrentan desplazamientos forzados, pérdida de sus territorios y viven bajo constantes amenazas y peligros, al igual que defensores ambientales y periodistas que denuncian esta situación.

Así concluye el informe “Minería ilegal de oro: impactos sobre los derechos humanos y la biodiversidad en la Amazonía – Seis países reportan” que reúne información de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.

El documento, elaborado por diversas organizaciones, sostiene que la falta de fiscalización ambiental, la corrupción y la impunidad están favoreciendo esta actividad, especialmente en zonas transfronterizas y en donde el crimen organizado ejerce o disputa el control territorial con el Estado.

A la fecha, la actividad ilegal se lleva a cabo incluso en áreas naturales protegidas, reservas y territorios indígenas, lo que hace imprescindible “generar mecanismos más eficaces de regulación, transparencia y control”.

Ello incluye una fiscalización más rigurosa del cumplimiento del Convenio de Minamata, que regula el uso del mercurio, el elemento principal que se utiliza para extraer oro de los ríos en la actividad minera ilegal.

Con excepción de Venezuela, todos los países examinados en el informe ratificaron este convenio; sin embargo, en todos se evidencia una expansión vertiginosa de la contaminación por mercurio y la ausencia de salvaguardias ambientales, indican.

El informe también resalta que, a diferencia de otros minerales, el oro posee valor monetario y una liquidez que es fácilmente convertido en activo financiero.

Por tales características, el oro ilegal se ha vuelto una de las principales alternativas para el blanqueo de recursos provenientes de actividades ilícitas, como la tala ilegal y el narcotráfico.

Así, “dada las dificultades para rastrear el origen del oro, es necesario reforzar los procesos de debida diligencia de las empresas que comercializan este mineral, así como de los insumos y equipos utilizados en su extracción ilegal”, concluyen. (Tomado de Servindi)

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