Las terribles cifras de la deforestación

José De Echave C.

Una cifra que no debe pasar desapercibida ha sido publicada recientemente: el año pasado en el Perú se han perdido 203 mil hectáreas como consecuencia de la deforestación que sigue creciendo. Mientras que el promedio histórico de las últimas décadas ya implicaba una pérdida preocupante de 150 mil hectáreas deforestadas por año, en el 2020 y en medio de la pandemia, se ha alcanzado una de las cifras más altas.

Imagen: Actualidad ambiental

Como se puede apreciar en los siguientes gráficos, desde hace varios años figuramos en el ranking de los países con mayor pérdida de bosques primarios en el mundo y las regiones más afectadas son las amazónicas.

 

Según el informe del Global ForestWatch, el año pasado se perdieron en los trópicos 11,9 millones de hectáreas de bosque en general y una tercera parte de la pérdida -3,8 millones de hectáreas- correspondió a bosques primarios. Nada menos que nueve de esos focos de pérdidas de bosque están en América Latina.

Cabe señalar que los bosques primarios o bosques maduros (aquellos donde no ha habido intervención del hombre en el pasado reciente) son determinantes para enfrentar el cambio climático, en la medida que no solo son importantes por el oxígeno que brindan y su gran biodiversidad, sino porque también son sumideros de carbono natural que tienen una enorme capacidad para absorber CO2 de la atmósfera:“los bosques primarios almacenan el doble de carbono que los bosques no primarios”[1].

Los riesgos de perder de manera definitiva el bioma amazónico son cada vez más grandes y todos los indicadores generan preocupación: si hasta hace muy poco el bosque amazónico absorbía las emisiones que provocaban el calentamiento global y la crisis climática, un reciente estudio muestra que la selva amazónica estaría produciendo más de mil millones de toneladas de dióxido de carbono, bastante más de lo que puede absorber[2]. En suma, la Amazonía o parte de ella se habría convertido o se estaría convirtiendo en una fuente de CO2 en lugar de un sumidero, debido en gran medida, a la deforestación que avanza de manera incontrolada.

Una asociación con la deforestación de la selva amazónica también nos muestra otro dato alarmante: el asesinato de defensores ambientales que se enfrentaron a diversas mafias que controlan varias actividades ilegales, como la tala, la minería y el narcotráfico. Todas las tendencias que muestra el último informe de Global Witness[3] sobre asesinatos a defensores ambientales en el mundo, también se presentan en el Perú: incremento alarmante en el número de asesinatos; las víctimas son sobre todo poblaciones indígenas amazónicas y la vinculación de los asesinatos a las actividades ilegales mencionadas, que presionan territorios que deberían ser protegidos por las autoridades.

Detener la deforestación de la gran selva amazónica es una condición necesaria e irrenunciable para combatir el cambio climático y para ello se debe comenzar por proteger a los defensores ambientales, principalmente a nuestros pueblos indígenas. Además, es urgente que los gobiernos de la región reemplacen la retórica por la acción concreta y efectiva: la ratificación del Acuerdo de Escazú forma parte de esas acciones concretas que se deben tomar. Evitar el colapso del bioma amazónico es un esfuerzo continental que debe ser estrechamente coordinado por los 9 países amazónicos.

[1] Informe de BBC Mundo.
[2]Estudio publicado en Frontiers in Forests and Global Change.
[3] Ultima Línea de Defensa: Las industrias que causan la crisis climática y los ataques contra personas defensoras de la tierra y el medio ambiente”. Informe de Global Witness. 2021.

23 de setiembre de 2021

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