LA MINERÍA, ENTRE LOS CONFLICTOS Y LA REFORMA TRIBUTARIA (EDITORIAL BOLETÍN AMP 270)
Termina el año habiéndose instalado en la opinión pública el mensaje de que el sector minero se encuentra en el peor de los momentos. ¿Qué es lo que se repite por todo lado una y otra vez? “Se han cerrado seis minas, las inversiones se han paralizado y encima el gobierno tiene la idea descabellada de subirle los impuestos a las empresas mineras”.
Lo primero que hay que señalar es que, si bien es cierto que en los últimos meses se han activado un grupo de conflictos que estaban embalsados desde hace años y que cada cierto tiempo recrudecen, también es importante subrayar que no estamos, ni por asomo, en el momento de mayor conflictividad social asociada a la minería. El mayor período de conflictividad social lo vivimos entre el 2006 y 2011.
Sin embargo, conflictos como el del denominado corredor minero del sur andino y los otros que han estallado en estos meses, son una clara evidencia de que el Estado peruano todavía no ha encontrado la fórmula para poner en marcha una estrategia que permita prevenirlos y garantizar una mayor presencia en los territorios. Tampoco se han abordado los temas que motivan las demandas de las poblaciones, que es cierto cada vez se complejizan más.
Pero la otra imagen que se ha montado es que la minería se encuentra paralizada. No es cierto, en primer lugar porque las empresas saben que se encuentran en un momento excepcional y buscan aprovecharlo al máximo. Las inversiones mineras llegaron a un pico el año 2013 (USD 8,864 millones), luego cayeron de manera sostenida hasta el año 2016 (USD 3,334 millones) para luego recuperarse hasta el 2019. Este año, la inversión minera se acercará a los niveles del 2018 y seguirá estando por debajo del año 2019. Sin embargo, la inversión en exploración volverá a ser positiva luego de varios años de caída (el año 2019 fue -13.6% y el 2020 -37.5%).
Otro dato que muestra que la minería se encuentra en plena actividad de recuperación es el nivel de empleos en el sector: en lo que va del año se ha alcanzado el nivel más alto de empleos directos en minería de los últimos 10 años (224 mil puestos de trabajo).
Las empresas mineras están en bonanza como consecuencia de los altos precios de los minerales. Se calcula que este año los ingresos extraordinarios de la minería bordearán los US$ 13, 670 millones. ¿El país tiene el derecho de diseñar instrumentos para una mayor captura de la renta de las empresas que explotan un recurso no renovable? Creemos que sí. Organismos como el FMI, Banco Mundial y la propia OCDE, señalan que los países deben aplicar impuestos más altos para los grupos de mayores ingresos y las empresas más rentables. ¿Las empresas mineras van a perder competitividad como consecuencia de la reforma?
El ministro Pedro Francke ha señalado que no se afectará la competitividad y la reforma minera está siendo diseñada con organismos como el FMI y el Banco Mundial, que aportan no solamente capacidad técnica sino también el análisis comparado con otros países productores de minerales. También se ha señalado que no se crearán nuevos impuestos y que se va a trabajar sobre la reforma que se implementó el año 2011.
Como ha ocurrido antes, los empresarios mineros han desatado una millonaria campaña en contra de la anunciada reforma tributaria. Los spots se reproducen a diario en horario estelar en varios medios de comunicación: “el gobierno piensa subir agresivamente los impuestos a la minería”, es uno de los mensajes que vienen transmitiendo.
El anterior súper ciclo de precios de los minerales se nos pasó y recién al final del período se intentó diseñar una reforma para una mayor captura de la renta minera. No deberíamos volver a repetir el mismo error.
Pese a ello, el Congreso decidió aprobar las facultades legislativas solicitadas por el Gobierno pero excluyendo el tema minero. Así, la mayoría parlamentaria hizo eco de los argumentos del empresariado minero. El Ejecutivo anunció que los aspectos que fueron excluidos de la delegación de facultades serán presentados nuevamente como proyectos de Ley. Esperemos que ese sea el momento para debatir en base a argumentos, y no a campañas de desinformación.
Compartir: