FRENTE A LA COP: POR UNA TRANSICIÓN JUSTA PARA FRENAR EL COLAPSO CLIMÁTICO
Frente a la 30 Conferencia de las Partes (COP) de la Convención Marco de Naciones Unidas frente al Cambio Climático, que se desarrolla en Brasil desde este 6 de noviembre, desde CooperAcción compartimos los siguientes puntos mínimos que demandamos ante este importante foro:
– Defender el camino de la cooperación multilateral y la ciencia. Ante voces que cada vez más pretenden debilitar los espacios multilaterales e incluso la ciencia climática, los líderes presentes en la COP 30 deben dar un mensaje al mundo: la crisis ambiental y climática global es un desafío de toda la humanidad, que exige de todos los Estados una acción conjunta y basada en evidencia.
– Un calendario concreto para la desfosilización. El 80% de los gases que causan el cambio climático antropocénico tienen que ver con la generación de energía mediante la quema de combustibles fósiles. Luego de que la COP 28 realizada en Dubai acordara por primera vez “una transición para abandonar los combustibles fósiles en los sistemas energéticos, de una manera justa, ordenada y equitativa, con el fin de lograr cero emisiones netas para 2050, de acuerdo con la ciencia”, no se han dado pasos concretos ni se han establecido plazos ni compromisos medibles. Todo lo contrario, los países parte siguen anunciando nuevas inversiones en exploración y explotación petrolera, e incluso el anfitrión gobierno de Brasil pretende impulsar actividades hidrocarburíferas en la Amazonía. La humanidad requiere con urgencia que los países pongan fin a estas políticas incoherentes y definan un plan para el abandono de los combustibles fósiles.
– Transición energética justa y sin zonas de sacrificio. La transición energética global no puede hacerse a costa de convertir nuestros territorios en zonas de sacrificio para una extracción exacerbada de minerales (cobre, litio y otros elementos clave de las nuevas tecnologías de generación, transmisión y almacenamiento de energía). Por un lado, se debe acordar condiciones adecuadas para que la inversión minera respete los derechos ambientales y sociales de las comunidades locales y pueblos indígenas, incluyendo en derecho a la consulta y el consentimiento. Así como una distribución adecuada de los beneficios económicos y de transferencia tecnológica para que nuestros países no sean otra vez meros proveedores de materias primas en esta nueva revolución tecnológica. Parte de esta discusión está expresada en las recomendaciones del Panel de Naciones Unidas sobre Minerales Críticos que deben ser escuchadas. Pero, además, es necesario discutir cuánta energía se requiere y para qué, y poner sobre la mesa un cuestionamiento al modelo global extractivista – productivista – consumista para promover modelos de transición energética menos intensivos en materiales, que tengan en el horizonte una ruta para la transformación ecosocial.
– Protección de la Amazonía, los océanos y los ecosistemas productores de agua. Tres temas críticos tienen que ver con los tres ecosistemas que caracterizan a nuestro país: la selva amazónica, las zonas marino-costeras y los ecosistemas de montaña donde se genera el agua. Los bosques amazónicos y los océanos son clave para la mitigación del cambio climático al ser los principales sumideros de carbono del planeta. Frente a ello, demandamos una Amazonía sin petróleo y sin extracción minera, dos actividades que ponen en riesgo este bioma frágil, y la protección de los defensores indígenas que vienen luchando por la defensa de sus territorios ante el avance de economías extractivistas legales e ilegales. Así mismo, demandamos avanzar en pasos concretos para la protección de los ecosistemas oceánicos ante amenazas como la sobrepesca, la extracción petrolera -que se pretende imponer en la costa norte peruana- y la altamente riesgosa idea de la minería submarina. En tanto, en las zonas andinas, en un escenario de menos lluvias y pérdida de glaciares a causa del cambio climático, se requieren fondos adecuados para la adaptación mediante técnicas ancestrales como la siembre y cosecha de agua y la lucha contra la erosión, pero además avanzar en la protección de los ecosistemas de cabecera de cuenca y zonas productoras de agua amenazadas por la exacerbación del extractivismo minero.
– No hay acción climática en un Estado manejado por intereses particulares. Es muy probable que, otra vez, el Estado peruano haga declaraciones para la tribuna internacional pero cuando acabe la COP las políticas internas sean contrarias a sus compromisos ambientales. La Ley Antiforestal, el debilitamiento del sistema de evaluación de impacto ambiental para facilitar las inversiones extractivas, la imposición de proyectos mineros sin licencia social o la promoción de la actividad petrolera en el Mar Peruano son ejemplos de que el Perú actúa en sus políticas internas a contrasentido de la agenda ambiental y climática global. Se ha aprobado esta semana la nueva versión de las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC), y sin embargo la ejecución presupuestal de las medidas incluidas en la versión previa de las NDC es de casi el 10% de lo que se requeriría: una muestra más de que los compromisos no se condicen con los hechos y las prioridades del Estado. Exigimos al Gobierno del Perú que actúe de forma coherente, fortaleciendo -y no debilitando- las políticas ambientales, y nos sumamos así a los planteamientos que acordaron más de 300 líderes y lideresas sociales en la Ruta de los Pueblos ante la COP 30.
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