En medio de protestas, Glencore sigue negando responsabilidad por contaminación en Espinar y Ancash

Con ocasión de la Asamblea General Anual de la transnacional minera Glencore realizada en la ciudad de Zug, Suiza, los accionistas de la empresa fueron recibidos por una protesta, con pancartas diciendo «Alto al carbón», «No más combustible para el genocidio», «Glencore tóxico», «Alto al ecocidio» y «No a la minería submarina».
El plantón fue parte de un día de acción mundial contra Glencore, con protestas descentralizadas también en Johannesburgo (Sudáfrica), Andalgalá (Argentina), Bogotá (Colombia), Londres (UK), Frankfurt (Alemania), y en los Países Bajos. En comparación con años anteriores, esta vez las manifestaciones han sido más grandes, especialmente en Bogotá y Johannesburgo, en solidaridad con el pueblo palestino y en contra del genocidio, dado el rol clave que la empresa juega en el subministro de carbón térmico para la generación eléctrica en Israel.

Entre las criticas también destacaron las voces de personas afectadas por contaminación con metales tóxicos de Espinar (Cusco) y Áncash, donde Glencore tiene sus operaciones mineras en Perú. Participando en la asamblea de accionistas en Zug en representación de la organización de solidaridad Peru Support Group de Reino Unido, Sayuri Andrade interpuso una pregunta sobre la posición de Glencore con respecto a los informes de causalidad de OEFA, que comprobaron que la fuente de contaminación en Espinar son los botaderos, relaveras y operaciones mineras de Glencore Antapaccay.
Kalidas Madhavpeddi, presidente del consejo de administración, respondió:
“Espinar está fuertemente mineralizada, no sólo la mina, hay mineralización de bajo grado en todas partes. Y si nos remontamos a alrededor de 2013, el gobierno peruano en realidad hizo un análisis de eso y concluyó que no había relación entre la contaminación en todas partes y la mina. El estudio de la OEFA que usted citó, creo que contenía dos elementos: uno, OEFA sugirió que PM 10, que son partículas ligeramente más pesado, de mayor tamaño, puede quedar atrapado en la nariz de la gente. Esto se detectó sobre todo alrededor del propio pozo, e hicieron sugerencias para reducir ese tipo de impacto. Tomaron un montón de muestras, pero no pudieron llegar a una conclusión.”
Las afirmaciones del CEO de Glecore no se condicen con el texto de los informes de OEFA, que sí llegan a una conclusión muy clara: que la contaminación con metales tóxicos en aire, suelos, agua y ecosistemas se origina en diversos componentes de la operación minera. Un resumen de estos hallazgos puede encontrarse en el documento “Contaminación en Espinar: Causalidad comprobada”, que se puede revisar en: https://cooperaccion.org.pe/publicaciones/contaminacion-en-espinar-causalidad-comprobada/
El funcionario también aseguró que “Antapaccay contrató a un consultor medioambiental internacional y a dos universidades peruanas expertas en análisis químicos, que revisaron el informe completo de la OEFA y llegaron a la misma conclusión, que la contaminación no tenía nada que ver con Antapaccay”. Pero lo cierto es que de esos informes que Gencore dice haber realizado solo se tiene noticia por las palabras del CEO, pues nunca se ha comunicado por escrito de su existencia ni mucho menos han sido publicados para poder ser contrastados con la información oficial. La única información oficial que es de público conocimiento es la de los informes de causalidad de OEFA.
También, Andrade preguntó sobre los hallazgos de valores altísimos de arsénico en la sangre de niñas y niños en Huarmey, Áncash. Al respecto, Madhavpeddi señaló no tener conocimiento, pero ofreció dar seguimiento al asunto con el socio Antamina.
Las declaraciones de Madhavpeddi fueron recibidos con malestar y decepción por los integrantes de la Plataforma Nacional de Afectados y Afectadas por Metales Tóxicos, que se encontraron reunidos en Lima. En su conferencia de prensa del 28 de mayo el presidente de la Plataforma, Anthony Oscátegui resaltó la urgencia de enfrentar la crisis de contaminación a nivel nacional, lo que requiere recaudar datos claros sobre las poblaciones afectados y actuar de manera acertada una vez que se confirme la causalidad o el origen de la emisión. Sin embargo, en realidad se ve todo lo contrario. “Mientras tanto, en lugares como La Oroya, Pasco o Espinar, la gente se muere en silencio”.
En Peru, Glencore opera la mina Antapaccay, donde actualmente está en curso un proceso de consulta para la expansión y prolongación de las operaciones en la zona Coroccohuayco. También, es dueña de una tercera parte de Antamina en Áncash. Y si bien ha vendido su participación mayoritaria en Minera Volcan, Glencore ha confirmado que sigue comercializando los minerales extraídos por las minas de dicha empresa; entre ellos, en Cerro de Pasco, donde recientemente falleció una niña de 12 años a causa de la intoxicación prolongada con metales pesados.
Compartir: