EDITORIAL (Boletín AMP # 229 – Julio 2018)

UN DISCURSO EN MODO DE REFORMA Y EN MODO DE CONTINUIDAD

La revisión del mensaje a la Nación del presidente Vizcarra muestra dos momentos bien claros. Uno primero, el de entrada, que con energía aborda la gravedad de la situación, haciendo mención a varios antecedentes: “Después de 18 años de haber sido testigos de uno de los mayores escándalos de corrupción que tuvo como protagonista la “salita del SIN”, nuevamente nuestro país se ve envuelto en una serie de crisis por hechos de corrupción en el ámbito administrativo de justicia”. La mención le recordaba al país que, lamentablemente, en este Congreso todavía permanecen personajes de la salita del SIN como la congresista Luz Salgado.

Otro aspecto importante fue el reconocimiento a la labor que desarrollan los periodistas de investigación: “Esta situación se ha hecho pública por la divulgación de diversos audios por parte de periodistas de investigación y medios de comunicación, cuya labor se encuentra amparada por la Constitución y los tratados sobre derechos humanos que reconocen las libertades de expresión, la reserva y protección de las fuentes de información”.

Luego, el presidente Vizcarra planteó las propuestas de medidas para la reforma del sistema de justicia, a través de seis proyectos de ley que van desde la creación de una autoridad nacional de integridad y control para el Poder Judicial y el Ministerio Público, pasando por la agilización de los procesos, temas de transparencia en el sistema de justicia, probidad en el ejercicio de la abogacía, la creación de un sistema de fiscales especializados en delitos contra la administración pública, corrupción de funcionarios, lavado de activos, etc. y la creación de un consejo para la reforma del sistema de justicia.

Además, se ha propuesta la reforma constitucional del Consejo Nacional de la Magistratura, “eliminando el sistema de representación en la elección de los consejeros y reemplazándolo por un concurso público de méritos”, al mismo tiempo Vizcarra plantea, a través de una disposición transitoria, la revisión de los nombramientos y ratificaciones realizadas por los consejeros removidos. En relación a la reforma política los temas propuestos van desde el tema de la reelección de los congresistas, el financiamiento privado de los partidos políticos y las campañas y la bicameralidad.

Sin embargo, pasado el momento de las propuestas de reforma del sistema de justicia y de la política, el mensaje entró a una suerte de modo de continuidad cuando el presidente abordó los temas económicos y las proyecciones de los diferentes sectores productivos. Por lo dicho, la evaluación del gobierno es que la economía va bien y que no se necesitan mayores ajustes: “A la luz de las últimas cifras, los resultados empiezan a notarse y nos permite señalar que nuestra economía ha iniciado un positivo proceso de consolidación de su ritmo de crecimiento. Hoy, podemos tener la convicción de que alcanzaremos un crecimiento de alrededor de 4% en este año, muy superior al 2,5% del año pasado”.

A todas luces, desde el Ejecutivo hay una lectura optimista sobre las causas de la recuperación de algunos indicadores. Sin embargo todo indica que la economía peruana sigue expuesta a los vaivenes de la economía internacional y a los límites propios del modelo. Por ejemplo, la caída del precio del cobre en los últimos meses tendrá un impacto importante en la economía y sin reforma tributaria, no hay posibilidades de una recuperación sostenida de la recaudación.

Sobre este último punto, el Vizcarra da la sensación de conformarse con el estado actual de las cosas cuando señala que: “En el plano fiscal, se ha reducido el déficit como consecuencia de un incremento de los ingresos públicos, lo que ha ampliado el espacio para la inversión del Estado”.

Además, subrayó que “el crecimiento económico del país, lo reafirmo nuevamente, no pasa por crear nuevos impuestos y, mucho menos, por gravar con tributos a los que menos tienen”. Lo cierto es que ese no es debate: el reto es poner en marcha un sistema tributario más equitativo, sin exoneraciones y beneficios tributarios que benefician a grandes grupos económicos y sin evasión y elusión tributaria. Sobre este tema no se dijo nada en el mensaje presidencial.

 

Las ausencias del mensaje

El tema ambiental es uno de los aspectos menos destacados del discurso. Si bien el presidente destacó la ley de cambio climático, la pregunta es ¿cómo se van a articular las metas adoptadas por el Perú en este tema, con las políticas de cada sector, especialmente en sectores tan críticos como el ministerio de Energía y Minas? Por ejemplo, actualmente este ministerio sigue promoviendo una nueva Ley de Hidrocarburos que está por aprobarse en el Congreso y que busca promover aún más la inversión petrolera, pese a que este es uno de los sectores que provoca el cambio climático.

Promulgación de la Ley de Cambio Climático, una de las pocas menciones ambientales en el discurso

Cuando se refirió a sectores como el minero, se limitó a destacar Quellaveco y otros proyectos que se pondrán en marcha próximamente y volvió al eterno mito de que las actividades extractivas generarán desarrollo de manera automática. Lo cierto es que en décadas de gran inversión extractiva no hemos visto impactos reales en la calidad de vida de las poblaciones rurales donde se ubican los proyectos mineros: por ejemplo, habló de la salud en términos generales, pero ni una palabra sobre la situación de miles de víctimas de contaminación minera y petrolera que se encuentran afectados por metales tóxicos en Espinar, Pasco, Cuninico, Cuatro Cuencas y otros tantos casos en más de 10 regiones. Recordemos que los afectados presentaron hace poco sus propuestas para una política de salud humana y ambiental.

También mencionó los temas de desarrollo territorial y descentralización, pero ni una palabra sobre retomar el ordenamiento territorial, política que se encuentra en el limbo legal desde que la anterior ministra de Ambiente, Elsa Galarza, eliminó esta función de su reglamento de organización y funciones. Sobre el tema del agua, subrayó los programas de agua potable, pero no hubo una sola mención a la necesidad de proteger las cabeceras de cuenca y los ecosistemas productores de agua, amenazados por actividades extractivas e industriales.

Finalmente, el presidente tampoco dijo una sola palabra sobre la propuesta de creación de la Zona Reservada Mar Pacífico Tropical, cediendo aparentemente a la presión que vienen ejerciendo las empresas petroleras para que esta iniciativa se encarpete, dejando sin respaldo al Ministerio del Ambiente que en los últimos meses ha buscado concretar esta nueva zona reservada.

En suma, un discurso en dos tiempos: el de la reforma en cuanto al sistema de justicia y la política y el de la continuidad en cuanto a un modelo económico que ha mostrado sus límites y que seguirá dependiendo fuertemente de la evolución de los sectores extractivos.

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