Diferentes varas para medir indicadores y rankings

A propósito de la publicación del Índice de Desempeño Ambiental de los países

José De Echave C.

EPI Environmental Performance Index 2022

Cada cierto tiempo se publican los informes de las agencias calificadoras que analizan el comportamiento de diferentes variables de la economía peruana. Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch Ratings evalúan la calificación crediticia que tiene el país, cruzando variables como el grado de la fortaleza fiscal, la resiliencia económica, la fortaleza de las instituciones fiscales y monetarias, entre otras. También existen índices que buscan medir el atractivo de los países para el capital privado.

La publicación de estos informes muchas veces genera revuelo y ocupan primeras planas de periódicos, revistas y programas especializados. Para el sector minero, el informe que tiene más cobertura e influencia en el Perú es el Fraser, que se publica cada año. Por ejemplo, la publicación del informe este año mostraba que el Perú había retrocedido por tercer año consecutivo en el ranking y ahora se ubica en el puesto 42, de un total de 82 jurisdicciones evaluadas1.

Pero, al margen de cuál pueda ser la importancia de estos informes de institutos, calificadoras de riesgo, etc., debería preocuparnos que no se le dé la misma importancia y publicidad a otros informes que también son importantes para evaluar cómo va el buen gobierno del país. Uno de esos informes es el Índice de Desempeño Ambiental (EPI por sus siglas en inglés)2, que viene siendo elaborado en conjunto por las prestigiosas universidades de Yale y Columbia de los Estados Unidos.

¿Qué es el EPI y cómo nos va?

Es un índice que se publicó por primera vez el año 2006, que permite cuantificar y clasificar numéricamente el desempeño ambiental de las políticas de los países. Son evaluados 180 países de las diferentes regiones del planeta, tomando en cuenta variables de desempeño en materia de cambio climático, salud ambiental (el impacto del ambiente en la salud, agua potable y saneamiento básico y los efectos de la calidad del aire en la salud) y la vitalidad de los ecosistemas (efectos de la contaminación del aire en los ecosistemas, recursos hídricos, biodiversidad y hábitat, recursos naturales productivos). Se evalúan alrededor de 25 indicadores.  

Las instituciones que elaboran el EPI señalan que medir el desempeño ambiental de los países ayuda a identificar qué aspectos están funcionando y muestran progreso y cuáles deben ser ajustados y fortalecidos: «Los indicadores del EPI proporcionan una forma de detectar problemas, establecer objetivos, seguir tendencias, comprender los resultados e identificar las mejores prácticas de política”.

El último EPI publicado este año presenta varios datos que generan preocupación, pues muestran un marcado retroceso para América Latina y en particular para el Perú. Para comenzar, los primeros 20 lugares son ocupados por países europeos y recién en el puesto 47 aparece Panamá, el primer país latinoamericano. El grueso de países de la región se ubica del puesto 65 para abajo, notándose en la gran mayoría casos un retroceso en relación a mediciones anteriores.

Fuente: EPI 2022

El caso del Perú es particularmente preocupante. Como se puede apreciar, ahora figuramos en el puesto 101 en el ranking global y ocupamos el puesto 26 entre los países de América Latina y el Caribe. Solo para tener una idea, a inicios de la década pasada el Perú llegó a ocupar el puesto 64 en el ranking global y el puesto 6 en América Latina.

Este retroceso sostenido tiene relación directa con varios factores: para comenzar, con una serie de medidas que se han venido tomando en el país desde el año 2013, vía decretos supremos y leyes, lo que se ha conocido como los “paquetazos ambientales” que han debilitado fuertemente los instrumentos y sistemas que se habían empezado a implementar con mucho esfuerzo. El discurso que apuntó a presentar las políticas ambientales como parte de una suerte de traba burocrática que afectaba las inversiones ―discurso sobre todo proveniente de los sectores empresariales― caló muy fuerte y ha estado a la base de una suerte de contrareforma en materia ambiental. Adicionalmente, las instituciones vinculadas a la problemática ambiental han sido fuertemente golpeadas, restándole competencias, recursos y capacidades.

¿Algún medio de comunicación publicará los preocupantes resultados del último Índice de Desempeño Ambiental trabajado por las universidades de Yale y Columbia y llamará la atención sobre el serio retroceso de nuestro país? Hasta el momento el mencionado informe ha pasado desapercibido.

No está de más recordar que, en la actualidad, no se puede hablar de economía, crecimiento, etc., sin tomar en cuenta la variable ambiental. El índice de desempeño y la propia degradación ambiental representan un costo enorme para los países que cada es más difícil ocultar.


1 Lo que no se dice en relación al ranking de Fraser es que se basa en una encuesta que se envía a empresas mineras e inversionistas y que es totalmente voluntaria. Por ejemplo, se sabe que la última encuesta Fraser fue enviada a 2200 empresas y apenas 290 respondieron. El propio instituto Fraser califica su encuesta como informal. Además, cabe señalar que cuando uno ve cómo se han distribuido las inversiones en exploración minera en el mundo, el Perú no aparece en el puesto 42; es el séptimo destino más importante.

2 Environmental Performance Index: https://epi.yale.edu/.

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