A sangre y fuego retornan mineros ilegales a Madre de Dios (NOTICIAS BOLETÍN AMP-MARZO 2022)

Cuando los mineros ilegales asesinaron a balazos al defensor de los bosques Juan Fernández Hanco, el domingo 20 de marzo, marcaron con sangre y fuego su regreso a un territorio del que habían sido expulsados.

En 2011, organizaciones criminales dedicadas a la explotación minera ilegal invadieron terrenos dedicados a la reforestación entre los kilómetros 104 y 106 de la Carretera Interoceánica, en el centro poblado de Nueva Arequipa, ubicado en el distrito de Inambari, provincia de Tambopata, en Madre de Dios. En 2019, las fuerzas desplegaron y ejecutaron la Operación Mercurio y erradicaron a las mafias de invasores que se imponían con amenazas y violencia.

Pero en medio de la pandemia del nuevo coronavirus, ante la ausencia de las fuerzas de seguridad en la zona, los delincuentes reaparecieron con más fuerza y decisión. La familia Fernández, afectada por los invasores, comunicó a las autoridades de la presencia de los mineros ilegales en zonas destinadas a la reforestación de la reserva nacional de Tambopata. Volvieron más agresivos, más violentos y más resueltos a imponer su propia ley. En setiembre del 2021, un contingente de la policía ingresó a Nueva Arequipa y expectoró a los mineros ilegales. Desde entonces, estos delincuentes juraron vengarse de la familia Fernández.

En la noche del domingo 20 de marzo, cumplieron con sus amenazas y asesinaron a Juan Fernández Hanco, quien contaba con terrenos destinados a la reforestación en la zona de amortiguamiento de la reserva nacional de Tambopata. Juan Fernández era un defensor de los bosques que se oponía a las organizaciones criminales de los mineros ilegales.

“En setiembre del año pasado fuimos a una de las pozas de los mineros ilegales y era del tamaño de una cancha de fulbito donde operaban tres balsas que extraían oro. Aquella vez destruimos las balsas, aunque no se pudo determinar a quiénes pertenecían. En diciembre volvimos a ingresar a la misma zona y constatamos que el lugar de explotación ya no era del tamaño de una canchita de fútbol, sino de un estadio y las balsas se encontraban pegadas unas a otras como si fueran puestos de un mercado”, relató una fuente policial que labora en el área.

En la parte que correspondía al predio de la familia Fernández, la policía encontró 11 balsas operando, lo que para las autoridades significa que en el lugar trabajaban alrededor de 60 personas, entre mineros y “campanas” (soplones). “Reventamos todas las balsas, pero ya las deben haber repuesto, porque son muy rápido”, dijo la fuente policial que intervino en las operaciones.

Como parte de la Operación Mercurio, se instaló una base de la División Nacional de Operaciones Especiales (Dinoes) en Nueva Arequipa. Pero, luego, con la reducción del presupuesto destinado a la lucha contra la minería ilícita en Madre de Dios, el puesto fue desactivado. Fue una excelente noticia para las organizaciones criminales.

“El Operativo Mercurio tuvo un alto presupuesto porque participaron entre 300 y 400 efectivos que golpeaban de manera simultánea en diferentes sectores. Ahora entramos entre 60 a 80 efectivos como máximo, entre policías de medioambiente, de la región Cusco, Dinoes, Dicosmin y el apoyo del Ejército. No son operativos contundentes y no tenemos capacidad operativa para golpear diferentes sitios a la vez”, indicó la fuente policial.

(Tomado de La República)

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