Los relaves mineros y la economía

Luis Gárate

Un reciente derrame de relaves mineros en la región Ancash, que ha despertado alertas y causado el corte de servicio de agua potable y para proyectos de irrigación, nos hace recordar que el manejo de los relaves de minería puede ser una actividad muy riesgosa para el ambiente, para la salud humana y para la economía.

Imagen: OEFA

El pasado 6 de agosto se alertó de lo que sería la contaminación por relaves mineros en el río Plata en la provincia de Pallasca (Áncash), cuyas aguas desembocan en el río Santa, lo que pone en riesgo el abastecimiento de agua a varias ciudades y localidades de las regiones Áncash y La Libertad. El río Plata es un afluente del río Pelagatos, el que al unirse con el río Conchucos forman el río Tablachaca, que, finalmente, desemboca en el río Santa.

La tragedia ambiental se produjo en la bocamina de la empresa Dynacor – que antes fue la minera Malaga – Huayllapon y de la bocamina 1464 – exminera Pushaquilca, ambas ubicadas en el distrito de Pampas, provincia de Pallasca, en la región Áncash. Tal situación afectó finalmente a la cuenca del río Santa. Esta situación ha obligado a las autoridades a realizar cortes de agua en Áncash y La Libertad, y a detener el acceso al agua de los proyectos de irrigación Chinecas y Chavimochic ante las amenazas de contaminación de las aguas.

Un escenario de alto riesgo

Por otro lado, cabe anotar que el Perú registra alrededor de 7000 pasivos ambientales mineros (PAM) en estado de abandono, constituyendo focos de contaminación del agua, suelos y aire, con impactos negativos sobre el ambiente y la población[1].

Asimismo, el ministerio de Salud (MINSA) estima que 3 de cada 10 peruanos está expuesto a metales tóxicos, siendo en total más de 10 millones de personas expuestas a dichos riesgos. La mayoría de estos, provocados por las actividades mineras.

La empresa pública Activos Mineros S.A.C. (AMSAC), que es la encargada de intervenir los espacios afectados ambientalmente por pasivos mineros abandonados o donde no se ha identificado a los responsables, estimó que nuestro país requiere una inversión aproximada de S/ 3000 millones para remediar todos sus pasivos ambientales mineros.

Este cálculo surge a partir de la inversión registrada desde el inicio del trabajo de Activos Mineros, el 2007, hasta el 2023, periodo en que se ha invertido cerca de S/ 1000 millones.

La empresa reconoce que la actividad minera se desarrolló sin ningún tipo de cuidado durante muchas décadas, prácticamente se ha llevado de esta manera hasta la década de 1990 en que empezaron algunos esbozos sobre normas de conservación ambiental.

En el año 2022, el Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (Rapid Alert System for Food and Feed – RASFF) de la Comisión Europea rechazó un contenedor de palta hass procedente de Perú que se dirigía a Países Bajos, por contener un nivel de cadmio mayor a lo permitido.

Las paltas peruanas rechazadas contenían cadmio (metal pesado de poca movilidad) en una proporción de 0.054 mg/kg en ppm (miligramo/kilogramo en parte por millón), cuando el nivel máximo permitido es de 0.05 mg/kg en ppm.

Al respecto, el presidente de la Asociación de Productores de Palta Hass del Perú (ProHass), Juan Carlos Paredes Rosales, indicó en su momento que el contagio de cadmio en la fruta no se dio a través del uso de plaguicidas ni fertilizantes, sino que lo más probable es que haya sido por la acumulación de agua constantemente aplicada en el suelo o que dicho metal pesado esté presente en el mismo suelo.

Hay que recordar que el cacao producido en la costa norte ha registrado presencia de cadmio, lo que indica que en el suelo de dichas regiones hay presencia de este metal pesado.

En los años recientes, los gremios empresariales y mineros han señalado que la minería se ha modernizado y tecnificado, siendo más amigable con el ambiente. Sin embargo, como se ha visto en el mundo y en nuestro país, los accidentes aún ocurren, causando desastres ambientales como, por ejemplo, la rotura de la presa de Brumadinho, un desastre ambiental que ocurrió el 25 de enero de 2019 en el estado de Minas Gerais, sureste de Brasil, derramando miles de metros cúbicos de agua y barro tóxico sobre la región. En nuestro país, el 10 de julio de 2019, en el distrito de San Pedro de Coris (Huancavelica), más de 67 400 metros cúbicos de relave se desprendieron de su zona de tratamiento y afectaron un área considerable hasta llegar al mismo río Mantaro. Asimismo, colectivos ciudadanos han alertado de la cercanía de relaves mineros como Tamboraque al lado del río Rímac y el riesgo de la construcción del proyecto minero Ariana muy cerca al complejo hídrico de Marcapomacocha en Junín, que pondría en riesgo las fuentes de agua de Lima y Callao que abastecen al Rímac.

Esto es una pequeña muestra de qué manera la contaminación de desechos y relaves mineros puede afectar directamente la producción agraria para consumo nacional y la de exportación, es decir toda una cadena de actividades económicas, que son lo que supuestamente le importa más a los actuales gobernantes. Además, pone en riesgo el acceso al agua para otras actividades, como la ganadería. Y por sobre todas las cosas, pone en riesgo al agua de consumo humano, provocando enormes riesgos a la salud, como demuestran las denuncias de los afectados por metales tóxicos, pues la exposición a esos metales genera enfermedades como el cáncer y otros problemas.


[1] Se requiere inversión de S/3,000 millones para remediar todos los Pasivos Ambientales Mineros del Perú. En:https://iimp.org.pe/noticias/se-requiere-inversion-de-s-3000-millones-para-remediar-todos-los-pasivos-ambientales-mineros-del-peru

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