EDITORIAL: CRISIS POLÍTICA, SOCIAL Y ECONÓMICA EN FIESTAS PATRIAS

En el Perú de hoy, ya nada corre por cuerdas separadas. Bajo la gestión del desprestigiado gobierno de Dina Boluarte, la crisis política, social y económica confluyen y se retroalimentan. Es una presidenta y un presidente del Consejo de Ministros que cada vez que tienen un micro por delante ahondan su desprestigio; el desgobierno y el malestar se incrementan.

Y no solo es un problema de forma o de capacidad de comunicación, es un problema de fondo, estructural y sin solución a la vista. Las encuestas son contundentes: la gestión de la señora Boluarte presenta una desaprobación de casi el 80% y todo se presenta cuesta abajo. 

Además, es un gobierno que se sigue quedando sin aliados. Percibido todavía como el mal menor por algunos sectores ultra conservadores del país, son demasiados factores los que comienzan a restarle aire y respaldo. Sin capacidad de hacer política; con la gente dispuesta a movilizarse y hacer sentir su malestar, como ha quedado demostrado el pasado 19 de julio y, con una economía casi paralizada, el 2026 aparece como demasiado lejos.

Las últimas cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística e Informática, a mayo, muestran una caída de la economía de -1.43% y en el acumulado del año la cifra también aparece en negativo: -0.49%. Pese a que el ministerio de Economía y Finanzas y el Banco Central de Reserva siguen hablando de un crecimiento para el 2023 de 2.5% y 2.2% respectivamente, lo cierto es que la economía peruana crecería en el mejor de los casos, alrededor del 1%. Y lo peor es que nada hace pensar que el próximo año la situación pueda mejorar. 

Además, hay que considerar que se viene una nueva manifestación de magnitud, el Fenómeno El Niño (FEN), que tendrá impacto en el terreno político, social y económico. En lo político, pondrá nuevamente a prueba a un gobierno que no ha demostrado mayor  capacidad de respuesta frente a lo que el país ha vivido este año en cuanto a eventos meteorológicos extremos, como el ciclón Yaku y el Niño Costero. El FEN también puede generar mayor malestar en amplios sectores de la población, sobre todo en las regiones que serán más afectadas y, como ya ha sido reconocido, su impacto puede restarle entre uno y dos puntos porcentuales al Producto Bruto Interno.

Sectores productivos claves como pesca, manufactura, construcción, agricultura, registran caídas de dos dígitos. Si bien la minería presentará una recuperación modesta, la apuesta del gobierno en este sector es mantener estados de emergencia, con una fuerte presencia militar en zonas como la del corredor del sur andino. Además, aparentemente, se apuesta por insistir en proyectos mineros que siguen generando fuertes resistencias de las poblaciones vecinas, como es el caso de Tía María. ¿La intención del gobierno es sacar adelante este tipo de proyectos y ganarse un conflicto social?          

Volvemos a las ideas centrales presentadas en este editorial. En el Perú de hoy, la política, lo social y la economía ya no corren por cuerdas separadas. Por otro lado, comienza a ser una suerte de consenso que el 2026 aparece demasiado lejano, incluso para los sectores empresariales.

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