EDITORIAL: LOS INDICADORES ECONÓMICOS Y LA MINERÍA

En la presentación del último reporte de inflación, el presidente del Banco Central de Reserva, Julio Velarde, mostró algunas cifras que confirman que la economía peruana no va bien. Para comenzar se proyecta que el crecimiento de este año estará por debajo de lo estimado, pasando de un 2.6% a 2.2%, aunque la mayoría de analistas coinciden en señalar que en realidad el crecimiento será menor al 2%.

Algunas otras cifras son preocupantes: la inversión privada ha caído 2.5% y la inversión pública, en el mes de mayo, ha retrocedido 15%. Además, la economía peruana se queda sin espacio fiscal: ante el menor dinamismo económico y la caída de ingresos, para mantener el déficit fiscal en el rango establecido seguramente se implementarán  políticas contractivas que van a reducir la demanda interna, lo que en la práctica significa bajos niveles de crecimiento para lo que resta del año.

Sin contar el período de la pandemia, es casi seguro que este año tendremos el crecimiento más bajo de los últimos 15 años. El agro ha tenido la peor caída de las últimas tres décadas (14.21%) y todo indica que el sector pesca terminará con un retroceso de 15%. En el acumulado del año, estamos con un crecimiento negativo de 0.24%.

¿Cómo pinta el escenario en el 2023 para sectores como el minero?

En primer lugar, se espera que la minería recupere los niveles de producción y que el aporte de proyectos como Quellaveco ayude a consolidar un resultado favorable este año. Sin embargo, todo dependerá de cómo va a evolucionar la crisis social y política en los próximos meses. No hay que olvidar que en medio del estallido social, varias empresas mineras tuvieron que paralizar sus operaciones y no se puede descartar que algo similar vuelva a ocurrir, ya sea por temas vinculados a la crisis política general que vive el país o por conflictos más específicos, de carácter territorial o local.

Otro indicador de la minería que preocupa es el de la evolución de las inversiones. Todo indica que este año las inversiones mineras van a caer (ver gráfico), luego de dos años de recuperación. Si bien desde el discurso empresarial se intenta explicar esta caída, básicamente, por factores internos (tramitología, proyectos trabados por temas sociales, etc.), sin negarlos, lo cierto es que la realidad es bastante más compleja. 

¿Qué está pasando con las inversiones mineras? Un primer factor que hay que tomar en cuenta es el escenario global: las principales economías del mundo todavía no logran sanearse y recuperar el dinamismo previo a la pandemia y, para intentar controlar el aumento de la inflación han aumentado las tasas de interés, lo que significa un encarecimiento del crédito que afecta a los gobiernos, individuos y, por supuesto, a las empresas que buscan desarrollar inversiones. Con tasas de interés elevadas y mercados financieros cautelosos, lo cierto es que no abunda dinero barato para inversiones, sobre todo de mediana y larga maduración, como es el caso de la minería.

Las cifras globales muestran un aumento de la inversión en exploración minera, pero no necesariamente en el desarrollo de nuevos proyectos, y esto viene ocurriendo pese a que los precios de metales como el cobre, el oro y otros vinculados a la transición energética se encuentran en niveles muy altos. Mirando el escenario global, también habrá que detenerse en la evolución de la economía china que, hoy en día, es uno de los motores de la economía mundial y que tiene una gran influencia en los precios de las materias primas. Además, China y sus empresas se han convertido en un gran inversionista en minería a nivel global que, a diferencia de las empresas europeas, norteamericanas o de Oceanía, cuentan con una mayor autonomía financiera.         

Regresando a los factores internos, algo que se debe tomar en cuenta es la característica de la actual cartera de proyectos de inversión minera en el Perú. Si bien la cartera proyecta una inversión acumulada para los próximos años que supera los US$52 mil millones, ésta tiene una característica distinta a la de hace algunos años atrás: por ejemplo, antes había una serie de proyectos de clase mundial (como Las Bambas, Quellaveco, Ampliación Cerro Verde, Toromocho, Constancia, entre varios otros), que tenían compromisos de inversión de gran magnitud y que tuvieron durante varios años un impacto en el aumento importante de las tasas de inversión. Concluida la fase de inversión/construcción de estos grandes proyectos[1], la actual cartera de proyectos mineros es de menor magnitud y, salvo algunas excepciones, ya no contamos con emprendimientos de clase mundial.

Por lo tanto, para entender lo que viene  pasando y seguramente va a seguir pasando con la inversión minera en el país en esta nueva etapa, tenemos la obligación de mirar tanto los factores internos como los externos.  


[1] Que permitieron, por ejemplo, duplicar la producción de cobre y ubicarnos en el segundo lugar a nivel mundial. 

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