Los mapas y la información que deberían preocuparnos

José De Echave C.

Hay información clave que confirma que en el Perú la situación ambiental se sigue degradando en medio de la indiferencia de nuestras autoridades y de la mayoría de la sociedad. Vamos a revisar algunos de los datos que no deben pasar desapercibidos:

Imagen: Actualidad ambiental
  • La semana pasada se conoció el reporte 2021 de IQ Air, una prestigiosa organización suiza que monitorea la calidad del aire en todo el planeta. En el reporte, el Perú aparece en el puesto 26 del ranking de países más contaminados del planeta y es el número 1 en América Latina, con una media que sobrepasa entre 5 y 7 veces los valores máximos de PM2.5[1] que recomienda la Organización Mundial de la Salud. La ciudad de Lima ocupa el puesto 22 en el ranking mundial de las capitales más contaminadas del planeta y también encabeza la clasificación en América Latina, seguida de Santiago de Chile (puesto 30).

Desde hace varios años, organismos internacionales vienen alertando que la contaminación atmosférica en el Perú es uno de los principales indicadores de degradación ambiental. Según un reciente informe del Banco Interamericano de Desarrollo[2], “a pesar de no contar con estudios epidemiológicos detallados sobre la mortalidad y morbilidad en el país, se estima que la contaminación atmosférica es el quinto factor de riesgo de muerte e invalidez en 2019”. Las principales causas de mortalidad asociadas a la exposición de contaminantes atmosféricos son: infección respiratoria aguda baja, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, neoplasia maligna de pulmón, enfermedad isquémica del corazón, accidente cerebrovascular.

 

  • Por otro lado, en las proyecciones que se hacen sobre la situación de estrés hídrico en el planeta, el Perú aparece en el puesto 55 -con una situación de estrés hídrico alto-, junto con Chile (24), México (34) y República Dominicana (35) en América Latina.

En el caso del Perú, son varios los factores que explican esta situación: las características de nuestras fuentes de agua, la distribución inequitativa por vertientes -una región costera que solo dispone el 2.8% del agua, que concentra las principales zonas urbanas del país y actividades productivas,como la agricultura de exportación, que son intensivas en el consumo de agua-. A todo esto hay que agregar que la cantidad de agua disponible se viene modificando debido al calentamiento global: los patrones de lluvia vienen cambiando y los glaciares, ecosistema natural de almacenamiento y distribución de agua, cada vez se reducen más.

 

  • Otro dato clave tiene que ver con la deforestación. Las cifras de deforestación a nivel mundial (Global ForestWatch) muestran de manera recurrente, que varios países de América Latina aparecen en el ranking de las diez naciones con mayor pérdida de bosques primarios en el mundo: Brasil, Bolivia, Colombia, Perú y México encabezan el ranking y las cifras, año a año, tienden a empeorar. Es el caso del Perú: el año 2019, con 162 mil hectáreas de bosques primarios perdidos, aparecía en el quinto lugar a nivel mundial y el tercero en Latinoamérica; una cifra superior en 20 mil hectáreas a la de 2018. Sin embargo, en el 2020, la pérdida de bosques primarios ha alcanzado la cifra récord de  203 mil hectáreas. El avance de actividades ilegales (tala, narcotráfico, minería) y el cambio de uso de suelos a favor de actividades como la agricultura, figuran entre las principales causas de la deforestación que, por el momento, avanza sin control.

  • Asociado al tema de la deforestación y en general a la agenda ambiental, hay otra cifra que debería ser una preocupación central de nuestras autoridades y del conjunto de la sociedad: los asesinatos de defensores ambientales. Desde que se inició la pandemia, 17 defensores ambientales han sido asesinados en el país. Los últimos casos han sido los asesinatos de Juan Fernández, defensor de la reserva de Tambopata, en Madre de Dios, ocurrido el pasado 21 de marzo, Juan Antaihua Quispe, su esposa Nusat Benavides de La Cruz y Gemerson Pizango Narvaez en la vía que conecta Puerto Sungaro con varias comunidades, en la selva de Huánuco. Todos estos casos están vinculados a la presencia de actividades ilegales que, como hemos mencionado, presionan los bosques amazónicos.

Debemos recordar que en nuestro país no se ha ratificado el Acuerdo de Escazú -que es como se le conoce al Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe-. Como se sabe, el Acuerdo de Escazú da especial atención a la protección de los defensores ambientales, como respuesta al número creciente de asesinatos a activistas ambientales: el 60% de fallecidos por conflictos socio ambientales en el mundo ocurren en América Latina.Debería ser una obligación del Estado peruano proteger a los defensores ambientales que de manera solitaria siguen luchando para proteger nuestros bosques primarios amazónicos, diversos ecosistemas en riesgo y que se enfrentan a las mafias que los depredan.

Estos son los mapas y las cifras que deberíamos tener presente.

[1] PM 2.5, por sus siglas en inglés, son las materias particuladas pequeñas que se encuentran en el aire y que tienen un diámetro de 2.5 micrómetros o menos.
[2]Corderi Novoa David y Bucarán Santiago (2018): Gestión de la Calidad Ambiental Perú (2021). Banco Interamericano de Desarrollo

29 de marzo de 2022

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